cнapтer fıfтy fıѵe.

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—¡TaeHyung, bebé!

¡Oh, por Dios! Binna estaba tan feliz de ver que su hijo menor regresó a casa con bien.
Ella había pasado todas esas horas con el corazón en la mano, completamente preocupada de que la ira de Zael le hiciera daño a su hijo.

Con sus preciosos ojos cristalinos fue bajando las escaleras a toda prisa, ansiando el momento de tener a su pequeño bebé entre sus brazos y cerciorarse de que estuviera bien; realmente bien.

Zael también estaba ahí. Fue quien se tomó la gran amabilidad (que ella no sabía que tenía) de llevar a su hijo hasta su casa. Así que yacía de pie en el mero centro del salón principal, de brazos cruzados y con esa mirada acechadora que comúnmente le pone a los demás.

—¡Bebé!

Finalmente había llegado con su hijo menor, TaeHyung.
Expulsando toda la preocupación fuera de su cuerpo se abalanzó hacia él en un gran abrazo de madre aliviada luego de pasar horas en vigía.

TaeHyung entonces correspondió a su muestra de afecto con una sonrisa bonita y como ella era tan pequeña que a duras penas le llegaba por debajo de las tetillas, él tuvo que abrazarla por los hombros y apoyar el mentón en su coronilla mientras se encorva.

Binna se sintió tranquila por fin. Suspirando hundió su nariz entre el pecho de su hijo para aspirar su aroma y así terminar por tranquilizar sus inquietantes pensamientos negativos.

Aunque lo único que pudo sentir fue, a decir verdad, el olor de una loción que es simplemente imperdible por sus fosas nasales.
❛1 Million Elexir❜ de Paco Rabanne.
La loción preferida de Zael.

Algo (muy) consternada acabó separando la cabeza del pecho de su hijo, para ponerla por lo alto y así verlo. Le notó unos chupetones en el cuello, por debajo de la oreja y del mentón.

Estos hematomas no los tenía la última vez que vio a su hijo... ¿o sí?
¡Ugh! Estaba sobrepensando cosas que no podían llegar a ser.
Quizá su hijo estuvo con su novio antes de la fiesta, y respecto a la loción esparcida en la ropa de su hijo; quizá abrazó mucho a Zael.

—¿Estás bien? —Tuvo la necesidad de saber cuando se puso a acariciar con amor de mamá la mejilla de TaeHyung.

—¿Qué estás insinuando? ¿Que soy capaz de hacerle algo malo a tu hijo? —Zael cuestionó claramente disgustado, aún cruzado de brazos—. Pues sí, sí soy capaz, pero no lo hice. Deberías agradecerme, bruja.

TaeHyung se echó una risita por su mal genio, lo cual era totalmente normal en él.
Éste giró sobre sus talones para despedirse de él. Se le acercó mordiéndose los labios porque, por supuesto, el chico hormonal quería besar sus labios de la misma forma en que él lo dejó anteriormente.

Pero eso no se podría dar estando Binna presente, así que lo mejor que TaeHyung pudo hacer fue presionar los labios en la comisura de los suyos; con una pasión que no alcanzó a ser vista por Binna, pues ella se hallaba detrás.

Zael llegó a sonreír de manera ladeada. Se quedó con el pico de seda mientras observa, con aquellos dulces y peligrosos ojos grisáceos a TaeHyung irse hacia las escaleras en busca de su habitación.

Instantes después pasó revista a Binna. Le clavó los ojos encima para captar que iba caminando hacia el despacho de HyunJung.
Gruñó guturalmente antes de seguirle el paso hacia esa lugar privado, fuera de ojos curiosos.

Y al verse entrando, ni bien cerró la puerta detrás suyo cuando Binna lo cogió de la corbata y a fuerza lo hizo encorvarse para quedar hasta su altura. De este modo, ella atrapó sus labios en un beso que de inmediato se convirtió en un encuentro fogoso de lenguas.

Mαη's Ƭσxıc ༝ 「ʏᴏᴏɴᴍɪn」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora