Salí, no sin antes despedirme y haber adquirido cubiletes de chocolate que guardé en la misma bolsa en la que estaba todo lo que MinJong me había obsequiado a modo de compensación.
Mi cabeza era un enredadera, en automático me impulsaba con el pie sobre la cera, pero dentro pensaba en asuntos que no tenían nada que ver con mantener el equilibrio o no dejar caer mi bolsa de papel. Repetía y repetía aquellas escenas en mi mente y sospechaba que era porque solía ser un overthinking titulado con honores. No había notado lo bien que avanzaba mi vida en esos últimos días y eso era lo que me alteraba, pues si el destino, el dichoso dios o algún ser elevado me daba algo que podría ser llamado 'positivo', siempre tendría un costo que saldar con intereses.
No sabía nada de madre y mas que ser algo que me robara el sueño, sentía un ligero alivio rozando con la incomodidad; no podía decir que estaba mortificado, pero sí estaba nervioso con la idea que roía mi cabeza que ella había estado en peligro las múltiples veces que me llamó, o tal vez había sido detenida por posesión.
Me detuve en la esquina de una avenida por la que podía ir al norte y llegar a casa tras siete minutos sobre la patineta. Mis piernas temblaron pues jamás estuve tan cerca de volverme a dirigir a casa de madre a ciegas esperando que lo que hubiera detrás de la puerta no fuera una escena peculiar similar a la de la última ocasión. Era temprano, cerca de las doce del día y tenía dos caminos posibles para seguir y, a pesar de todo, los dos tenían algo negativo para mí, profundo en las sombras o asomado en la ventana, lo que era seguro era que había desgracia tras aquellas entradas.
El recuerdo del último día que crucé las puertas del deplorable apartamento en el que fui encarcelado desde mi nacimiento golpeó como dagas hacia mis retazos de corazón cuando di tan sólo un paso hacia el norte y ni siquiera le había dado impulso a mi tabla. Retrocedí de inmediato, porque si a madre no le importó que hubiera salido de seis a once aquel catastrófico día de planes arruinados, ¿por qué yo debía arriesgarme a encontrarme con otro de sus amantes que me partiera la cara en dos como cuando no podía defenderme todavía? Ella sabía todo lo que ellos me hacían, todas las faltas que ellos cometía en mi contra y nunca hizo nada, incluso ese día que cumplía tres semanas fuera de casa su único esfuerzo por mí fue marcar el teléfono que sabía que no iba a responder y, de todas formas su preocupación duró lo mismo que la mía, pues su último llamado fue el domingo de cumpleaños en el que alguien que no tenía tanto de conocerme hizo que fuera el mejor de mi vida, cosa que madre jamás le tomó importancia a pesar de que éramos nuestra única compañía.
Sequé las dos lágrimas que lograron filtrarse por mis ojos y seguí mi recorrido al destino previamente decidido.
Mi cabeza era un disco rayado dentro del único proyector en kilómetros. Si no quería caerme o tirar lo único que tenía en brazos, debía concentrarme por más dificultoso que fuera. Intentaba recordarme que todo eso había pasado, que era parte de un pasado del que debería alejarme cada día un poco más aunque me atase a él que incluso al voltear hacia atrás no se veía tan remoto considerando mis crisis de joven adulto previas.
¿Qué tan dramático sería decir que madre nunca me quiso? Supe por regaños disfrazados de confesiones que madre fue una joven rebelde como yo y también huyó de casa cuando con diecisiete años recién cumplidos supo que yo crecía dentro de sus entrañas gracias al bastardo al que no podría siquiera llamar 'padre' con tan sólo dos palabras acarameladas disimulando el sabor de la mentira hizo lo que toda una vida con sus padres valiera menos que las promesas huecas de un hombre mucho mayor buscado por la ley. Sentía que aquel resentimiento que ella vaciaba sobre mí era por el espejo que yo cargaba cuando ella me miraba a los ojos o porque, según sus lamentos toxicómanos, yo era tan parecido a ese sujeto que robó su inocencia que le aterraba tanto como para dormir con un cuchillo bajo la almohada por si en mis genes también yacía la malicia de pintar manchas púrpuras su piel. Ella no sabía que yo también dormía con un ojo abierto por si ese pensamiento la hacía arremeter en mi contra.
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Fight Bleed Lose | TaeGyu
FanficTaeHyun, agobiado con el peso de la miseria, estaba dispuesto a terminar con su vida aquella madrugada. BeomGyu era un peatón común que encontró a un chico a punto de saltar. 🥈 Segundo puesto en la categoría Historia Larga de Freefall Awards ¡! Me...