10. Camino hacia el infierno

23 1 0
                                    

El tren sigue su camino, contemplando el paisaje, me olvidó del mundo exterior y me atormentan mis pensamientos, mi padre me coge la mano y me dice:
-No te preocupes hija, todo va a salir bien, mientras estemos juntos no nos pasará nada.
Pega un frenazo el tren y asustados, nos miramos entre nosotros preocupados, escuchamos tiroteos y nos quedamos con cara pálida, nos echamos al suelo rápidamente y mirando al exterior por la rendija de la ventana cuando de golpe entra un oficial y nos hace una señal para salir del vagón, asustados nos cogemos de las manos y el oficial nos empieza a pegar con una especie de porra en las espaldas para que nos demos prisa en salir. Salimos del tren y de alguna manera el oído se me empieza a hacer al alemán, todos los oficiales mirándonos con cara de asco, como si les debiésemos algo y al parecer aguantándose las ganas de apedrearnos. Alzo la vista al cielo implorando a Yahvé y de repente siento un golpe fuerte en mi nuca que me hace caerme al suelo desplomada, solo escucho a mi padre y mi madre chillando sin parar y llorando con los oficiales agarrándoles para que no pudiesen ayudarme a ponerme en pie, cuando por fin consigo abrir mis ojos veo a ese mismo oficial, Yuren, el mismo que antes nos habló tan educadamente, ahora nos apalea como a perros. Lo consigo mirar a los ojos desafiantes cuando oigo una voz de un oficial y me prolonga una culata en la cabeza con su arma, caigo desmayada.
Despierto con el sonido de bebés llorando y con la mirada todavía borrosa busco a mis padres. Aparece mi madre agachándose como podía y me dice:
-¿Cómo estás, cielo? Te dio un golpe muy fuerte ese oficial.
-¿Dónde estamos mamá? ¿Y papá?
-Seguimos en la estación de metro, ahora vendrá un tren a recogernos, tu padre a ido a buscar agua.
-¿A recogernos? ¿Mamá que está pasando? Dime la verdad ¿Quién es toda esta gente?
-Hija, nos mandarán a un campo de trabajo
Una mujer que escucha la conversación, nos dice:
-siento interrumpir la conversación señora, allí donde nos mandan no es un campo de trabajo, sino un campo de Exterminio.
-¿Exterminio? ¿Cómo exterminio? ¿Nos matarán mamá?
Miro a mi madre con ojos llorosos y le digo;
-Mamá ¿Qué vamos a hacer ahora? Nos van a matar! Debemos ponernos a salvo.
-Hija, no te preocupes, además ¿por qué nos matarían si nos pueden utilizar para trabajar?
-No losé mamá, pero lo que sí sé que no es seguro que nos quedemos, debemos huir.
La señora nos mira nerviosa y mirándonos a mi madre y a mí nos coge del brazo a ambas y nos dice:
-¿Huir? ¿Están locos o qué? Si huyen morirán de un disparo a quemarropa ¿Eso quieren? Luchen por sus vidas por Yahvé.
La miro con desaprobación y le digo:
-Vale, entonces cuál es el plan.
-El plan es seguir con vida y luchar por la misma.
Mi madre me mira y me dice:
-Esperaremos a que venga tu padre y no hay más que hablar.
Aparece mi padre con un vaso de agua casi vacío y nos dice:
-Esto es lo único que he conseguido, vamos a repartirlo entre nosotros.
Bebemos todos un pequeño sorbo al vaso, entonces aparece el tren. Lo observo y mientras lo observo me quedo alucinada ¿Es un tren de carga? Me digo a mí misma al mismo tiempo que me sé la respuesta de la misma. Miro a mis padres y les digo:
-No pienso subir ahí
Mi padre me mira furioso, se acerca y me dice:
-Deja ya de discutir, subirás por el bien de todos nosotros.
Subo a aquel tren, entremos unas cien personas, añadir también que entre ellos había: niños, personas mayores, gitanos...

recuerdos del nazi que me enamoróDonde viven las historias. Descúbrelo ahora