3. El refugio

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Toda la noche nos la pasamos en el refugio, dentro de lo que cabe tampoco estábamos tan mal. Mi madre a la mañana siguiente se subió para poder hacer café mientras mi padre iba en busca de algo de provisiones, a ver si encontraba a algún amigo o conocido para hacer alguna clase de intercambio. Me desperté y subí a la cocina para encontrarme con mi madre y mientras nos tomábamos el café apareció mi padre hecho todo una furia con un ojo morado, el labio sangrando y con una bolsa en la mano, en la cual no parecía muy pesada.
-Estoy harto de estos alemanes, ahora por lo visto no podemos caminar por la misma acera que ellos, y si por si acaso eso fuese poco, nos obligan a ponernos la esvástica de la cruz de David para saber diferenciarnos unos de otros.
Mi madre con la cara pálida lo mira y rápido se va al botiquín para poder curarle las heridas, en lo que yo cojo una bolsa de hilo para el morado del ojo, entonces mi madre preocupada dice:
-pero como la cruz de David? ¿No entiendo que tenemos que llevarla en toda la ropa?
-No, mujer, por lo que me ha dicho un oficial de la SS tenemos que hacernos un brazalete con la cruz de David bordada por nosotros mismos y tenemos que ir con ella a donde quiera que vayamos, estamos obligados a llevarla por eso me han pegado.
- ¿Y qué vamos a hacer ahora, Carlos? ¿Si ya nos identifican como ratas que nos queda? ¿Además de no dejarnos comprar en tiendas?
-Mamá, no te preocupes, seguro que ha sido un malentendido y no es tan radical como dice papá.
-Yaneli te crees que os mentiría en algo así? ¿En algo tan serio? No nos quieren en su estado. Me han dicho cosas horrorosas que no quiero volver a nombrar porque se me parte el alma.
La mujer impactada ante tal noticia decide no discutir más y ponerse manos a la obra con los brazaletes.
-Mamá, que se supone que estás haciendo?
-Hija los brazaletes, no estoy dispuesta a ponernos en peligro por algo tan absurdo.
-¿Absurdo? ¿Mamá te parece normal que nos identifiquen como ratas de laboratorio? Yo no me pienso poner eso. Me voy a ver a Marta.
-Nayeli ponte el brazalete por lo que más quieras, espera que tu madre te lo hace en un momento y vas a ver a Marta si quieres pero póntelo.
-Me niego a llevar eso papá, ¿no solo nos quitan libertad y nos apartan como a bichos, sino que también tenemos que llevar un brazalete para que nos puedan identificar? Ja, ja, ja me río papá, lo siento, pero mi decisión está tomada.
Salgo por la puerta y voy en busca de María, salgo como una famosa intentando cubrirme la cara para que nadie me diga nada y ocupada en mis pensamientos. Me chocó con un oficial de las SS y caigo al suelo destapando mi cara y dejando ver mi rostro asustadizo, entonces el oficial me mira y me dice:
-Está bien señorita? Disculpe andaba vigilando a un judío que estaba intentando entrar en una tienda, le he visto quitarse el brazalete e iba tras su búsqueda.
Sorprendida por lo educado que era el chico, lo miro preocupada y le digo:
-Qué sinvergüenza intentando colarse en la tienda, a sabiendas de la reprimenda que le pueda caer.
El soldado levanta su gorra y deja ver su rostro, tiene los ojos verdosos y un cabello rubio, es un chico muy apuesto y el traje de oficial le queda como anillo al dedo.

recuerdos del nazi que me enamoróDonde viven las historias. Descúbrelo ahora