16. Quiéreme

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Ya llevamos aquí seis meses desde que llegamos y ya he perdido más de 20 kg doy pena, mi cuerpo está lleno de heridas, cortes, con el traje desgastado, los pies en carne viva y la cara sin pómulos. Cuando me echo las manos a la cara solo siento huesos, no hay carne, Somos esqueletos andantes.
Mucha gente ha muerto en el camino, ya sea por mayor, por fusilamiento, suicidio, intentar huir por las verjas o bien en las cámaras de gas. Transmite tanta pena el ambiente que huele pesado, como si en él no hubiese nada más que maldad pura.
Estoy trabajando y veo al coronel, me levanto y me dirijo hacia él, cuando me ve la oficial, me para en seco y me golpea el pecho en lo que salgo volando y agarrándome el pecho con la mano llorando, me mira y me dice:
-¿A dónde te crees que ibas? A tu trabajo
-Oficial tenía que hablar con el coronel de un asunto que tenemos pendiente nada más.
La oficial mira al coronel esperando su respuesta y entonces se acerca el coronel y le dice:
-No se preocupe oficial, todo controlado.
-Coronel.
Hace un gesto de despedida y la oficial continua su labor, nos dirigimos a la casa y me dice:
-¿Qué le dije Nayeri? Refrésqueme la memoria.
-Me dijo que no llamara la atención y no lo he hecho, solo quería hablar con usted coronel.
-¿No entiendes nada verdad?
Llegamos a la casa y me suelta:
-Cálmate, y no grites por favor.
-vale.
-Tú dirás, ¿qué querías?
-No puede decirme eso e irse de rositas.
-¿decirle qué? Exactamente.
-Que le gustó.
-Es la verdad, no me juzgue por mi trabajo, una cosa es la labor y otra mi vida personal, además usted me dijo que no le gustaba y me lo dijo en un tono bastante desagradable, la verdad.
-¿Sabe? No me gusta para nada, me parece un buen hombre y ya, pero le quería decir que gracias por las palabras acerca de cuidar de mi familia, a día de hoy usted coronel ha sido el único que se ha molestado en protegernos.
-Bueno, en ese caso, de nada que tenga un buen día, señorita.
Le cojo del brazo cuando está saliendo por la puerta y lo abrazo en símbolo de agradecimiento y le doy un beso en la mejilla.
-adiós coronel y gracias por todo.
Me voy al recuento con mi madre, nos colocamos en la fila para cenar cuando un soldado me ve y se acerca, me empieza a acariciar el cabello y me dice en acento alemán:
-¿Eres preciosa eh?
-¿Aah sí? No me había dado cuenta.
Lo observo con aires de superioridad y me dice:
- Si quieres puedes venir a mi alcoba, esta noche y me haces compañía.
-¿Y por qué iba a ir yo a ningún lado? Déjame en paz, por favor.
-Eres hermosa, esta noche paso a buscarte, te guste o no vendrás conmigo.
Me agarra del brazo y me empuja hacia él, el coronel nos ve, se acerca al soldado y dice:
-¡Soldado! Deja a esa judía en la fila
-¡Sí, señor!
Me mira y dice:
-luego nos vemos preciosa.
-Yo no voy a ninguna parte, búscate a otra.
El coronel nos mira y le dice:
-déjala en paz soldado, esta judía trabaja para mí, búscate a otra judía.
-¡Entendido mi coronel!

recuerdos del nazi que me enamoróDonde viven las historias. Descúbrelo ahora