5. El coronel

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De camino a casa me inundan mis pensamientos sobre todo lo que me dijo María de su familia, es una pena que estén así, pero si esto es lo que debo hacer para protegerlos lo are por ella. En el camino me para un oficial de las SS, me dice algo en alemán que no entiendo, entonces viene otro oficial y me dice con cara de enfadado:
-Te está diciendo que te identifiques.
Cómo que me identifique? Ni que fuera una ladrona.
-Identifícate.
-Señor, no llevo encima mi pasaporte ni nada, solo fui a saludar a una vieja amiga.
-Seguramente eres judía.
-Y usted qué sabe de mí? Eh?
Me estaba empezando a poner histérica ese soldado.
-Por su ropa y su forma de andar, sé de sobras que es judía, no me hace falta ver ningún papel que lo verifique.
-Y qué si lo soy? No entiendo él...
Sin dejar que acabase de hablar me abofetea la cara como si le hubiese faltado el respeto y yo con lágrimas en los ojos lo miro con todo el desprecio del mundo y le digo:
-Y usted? No entiendo cómo puede ganarse la vida arruinando la de otros y pegando a judíos, gitanos y homosexuales solo por lo que son. Además, por lo que tengo entendido ponéis en evidencia delante de todo el mundo a aquellas personas de las que tienen un problema físico o mental. Cuando para mí los primeros enfermos sois vosotros.
Dicho esto me pega un puñetazo en el pómulo y caigo tendida al suelo, a continuación él sin pensarlo me agarra del pelo y empieza a hablar en alemán, el compañero empieza a traducir para todos aquellos judíos que estén en la zona y dice:
-Para esta judía que es una rata y una piojosa que se avergüenza de lo que es realmente, yo como oficial de las SS al mando digo que, todo aquel que no lleve la esvástica se arriesgará a un castigo como el suyo o peor si son igual de malencarados que ella.
Me suelta, le miró con desprecio y desesperación y euforia, pero entonces, le dice algo él al compañero. El compañero me mira y me dice:
-Me ha dicho el oficial que si te vuelve a ver sin la esvástica lo de hoy ha sido una simple caricia.
Me voy corriendo a casa asegurándome que nadie me seguía. Llegó a casa y mi madre se echa las manos en la cabeza cuando me ve la cara, mira a mi padre y dice:
-Pero Carlos, has visto como han puesto a la niña? Hay mi niña...
Mi padre me mira cabreado y a la vez preocupado y me dice en tono seco:
-Yo a ti que te dije? Te crees que miento siempre, pero todo lo que digo y lo que hago es por vosotras. Que ha pasado?
Miro a mi padre sin saber bien qué decir y buscando las palabras apropiadas para suavizar la cosa, pero veo que no hay nada que suavizar y le digo:
-Papá fui a casa de María como te dije, pero pasó algo muy raro.
-Qué pasó?-pregunta
-lo que pasó fue que un soldado de las SS te conoce y no sé de qué, solo sé que dice que eres muy buen hombre y me ha contado la paliza que te dieron hoy, por eso no acabo de entender, ¿acaso conoces a algún oficial?
Mi madre confundida nos mira a ambos con la cara blanca como la nieve y nosotros seguimos conversando:
-No, hija, no, lo conozco por qué en la tienda me vino un día un señor muy elegante para que le hiciera un traje para una cena, yo accedí a hacérselo incluso me pagó por adelantado y me dio un margen de 3 días para hacerle el traje, yo sé lo hice y al poco volvió para pedirme otro traje y así lo conocí, haciéndole trajes a medida.
-Bueno, aparcando el tema de cómo lo conociste, ¿por qué sabe él lo de la paliza? ¿Acaso te ayudó de alguna forma?
-No hija, simplemente vio la que me estaba cayendo y vino a socorrerme y a ayudarme, no es un mal chico comparado con los demás oficiales, además él tiene uno de los rangos más alto.
-Aah si? Y qué es capitán?
-Es coronel, hija mía, ahora por favor vamos a cenar en calma y a acostarnos.

recuerdos del nazi que me enamoróDonde viven las historias. Descúbrelo ahora