17. Cuídame

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Estamos cenando yo y mi madre cuando me mira, acaricia la cara y me dice:
-Qué impresentable por Yahvé, ese soldado que poca educación, menos mal que estaba ahí el coronel.
-Mamá, tengo que decirte algo.
Jugando con los dedos de mis manos, imploro a Yahvé para que me ayude.
-Dime hija, ¿qué tienes que decirme?
Mira mis dedos y entonces le digo:
-mamá le gustó al coronel.
-¿Cómo? ¿Y eso?
Alzo mis hombros y los brazos:
-pues no lo sé, pero me lo dijo hace unos días.
-¿Y qué vas a hacer?
-pues no lo sé mamá, yo a él le he dicho que no me gusta lógicamente, hay asuntos más importantes que tratar.
-¿Y vas a dejar de hacer tu vida por verte involucrada en medio de una guerra? Pregunto.
-Mamá, no es dejar de hacer mi vida, es sobrevivir.
Terminamos de cenar y vamos a nuestras barracas a descansar. Se escucha a media noche, una piedra golpeando el cristal de la ventana, me asomo y ahí está el coronel. Abro la ventana y me dice:
-¿Podemos hablar? Es necesario que intercambiemos unas palabras.
-sí, claro, ¿Qué ocurre?
-Nada malo, ven conmigo a la casa de siempre, por favor.
-voy.
Salgo de la barraca y voy en dirección a la casa, entro y está sentado en el sofá con su gorra en las manos dándole vueltas en sí misma. Me siento al lado de él y le digo:
-¿Qué ha pasado?
-Ha pasado lo que nunca quería que pasase.
-¿Y qué es eso tan grave?
-Me he enamorado de usted Nayeri.
Me mira a los ojos con la cara sonrojada y yo pálida sin encontrar las palabras adecuadas, lo miro y le acaricio la mano.
-Eso no es nada malo, el corazón no puede decidir a quien ama.
- Lo sé, pero no es recíproco, nunca me verás como te veo yo.
-Ya encontrarás a alguien que te vea cómo me ves.
-¿No lo entiendes verdad? Yo no quiero a nadie que no seas tú, desde que te vi me enamoré, tan preciosa cómo ahora.
-¿Preciosa? Ahora estoy horrorosa.
-No, para mí.
-¿Quieres un abrazo?
-sí por favor.
Se pone a llorar en mis brazos cuando intento buscar las palabras apropiadas, porque a mí realmente me gusta, el problema es su trabajo y sus ideales.
Le sujeto la cara con mis manos, entonces me lanzo y le digo mientras acaricio su cabello y su rostro:
-Eres hermoso, cualquier mujer se fijaría en ti.
-No, cualquier mujer no, a mí no me sirve cualquier mujer, yo estoy enamorado de ti y no de cualquiera, ¿cuál es el problema? ¿Acaso tienes pareja?
-¿Pareja yo? No, hay un hombre que me gusta, pero no es posible conciliar una relación, además él no sabe que me gusta.
-¿Y eso por qué?
-A veces las cosas no salen como uno quiere o porque no es el momento, entonces realmente no sé qué hacer.
-Bueno, díselo, puede que sienta lo mismo.
-Lo dudo mucho, ya que él es hermoso, prefiero cambiar de tema la verdad.
-¿Y eso por qué? ¿Lo conozco?
-sí.
-¿Y si se lo digo yo? Así no tienes esa angustia en el pecho.
-No, ya lo sabe.
-¿Cómo que ya lo sabe? Si me acaba de decir que no lo sabía.
-Y no lo sabía hasta ahora, es usted coronel.
-¿Yo? ¿No será una broma de las suyas verdad?
-No.
Se pone colorado y con lágrimas en los ojos emocionado me planta un beso, yo helada salgo corriendo hacia las barracas.
Con los mofletes colorados como tomates me acaricio los labios con la yema de los dedos y me digo:
-Qué locura por Yahvé y ahora ¿Cómo le explicó esto a mamá? Estoy enamorada, no soy dueña de mi corazón. ¿Está mal esto que he hecho? ¿O tengo que mirar por mí? No lo sé con exactitud, lo que sí que tengo claro es que lo deseo, con todas mis fuerzas, desde aquel día en que lo vi, es tan educado, elegante y hermoso que me pierdo en esa mirada. Cuando él me mira siento un vuelco en el corazón, una agitación que no es propia de mí y cuando está cerca de mí siento que no hay dolor si él está ahí, no sé bien cómo explicarlo, pero me inundo en sensaciones muy bonitas.
Me quedo dormida al fin en la "cama" mis pensamientos me agotan.

recuerdos del nazi que me enamoróDonde viven las historias. Descúbrelo ahora