Éxtasis y chocolate ; jjk, cew [+18]

9. Cena explícita

Familia hoy se come ;))))))

Hyejin

Al finalizar el turno y dejar todo limpio con la ayuda de Minnie, la señora Park nos llamó al despacho. Nos felicitó por el buen servicio a los universitarios, quienes eran los peores clientes, y por nuestra eficiencia y dedicación. Nos dio a cada una un sobre abultado de lo que más nos gustaba: dinerito. 

Nos dio la típica felicidad de haber cobrado y fuimos a cambiarnos. Estaba cansada pero me arreglé el maquillaje y el pelo frente al espejo. Minnie se cambiaba tan tranquila, quitándose el uniforme de flamenca y soltándose el pelo. Las dos nos quedamos tranquilamente en ropa interior durante unos segundos. 

Yo llevaba algo muy casual, un tanga negro y un sujetador también negro de triángulos. Y encima, un top asimétrico blanco de mangas largas y unos pantalones marrones ceñidos y acampanados de tela fina. Llevaba muda en el bolso, por si acaso.

-Qué ganas de dormir -exhaló Minnie, cansada.

-Total... 

Me acabé de cambiar con la mirada ida, procesando a dónde me iba ahora, y con quién.

Dejamos que la señora Park cerrara la cafetería, y me quedé en la puerta cuando despedí a mi compañera. Cuando la noche me brindó silencio e intimidad, miré izquierda y derecha buscando algún rastro de él en la acera. 

Un Mercedes negro me hizo señales con las luces al final de la calld. Corrí un poco pero no mucho, y en eso, él salió del coche. Había cambiado el chándal por una chaqueta color navy muy muy abierta y vaqueros. Tenía el pelo más arreglado que antes, pero sin gomina. Se quedó apoyado contra el coche mientras me observaba acercarme, con las manos en los bolsillos y una sonrisa elegante.

Frené mis zapatos a solo dos palmos de sus enormes botas negras, dándolo todo. La verdad es que me apetecía besarle y cualquier lugar sería mejor que en el instituto o frente a mi lugar de trabajo.

Alargué una mano a su pecho descubierto por la chaqueta, que parecía que no se había puesto camisa debajo, el muy fresco.

-Buf -siseó por lo frías que tenía las manos, sacándome una sonrisa espontánea.

Me quedé embelesada durante los segundos que acaricié su suave piel, cómo él de dejaba tocar por mis inocentes dedos exploradores. Subí la mirada a sus ojos y sentí un repentino flechazo al ver la devoción y calma que transmitían. Era de noche, pero creo que aún así notó que me sonrojé, el muy detallista.

Me alzó el mentón con sus largos dedos y rodeó mi espalda con el brazo, hasta atraerme en un beso-abrazo.

Me quedé inmóvil durante unos segundos, acostumbrándome a su colonia, al contacto con su piel, su calidez. Me apretó contra él, y como gemí como una virgen por la sorpresa, abrí la boca.

Sentí su piel descubierta contra la tela de mi top; me enganché a él enseguida. 

No tardó en sacar la lengua y rozarla en mis labios, pidiendo permiso para entrar. Me puse de puntillas, pese a que él ya había agachado su cabeza previamente. Me gustaba bastante la diferencia de altura. Ladeé la cabeza para darle un buen beso francés.

Ahuecó mi nuca en su mano, con una dulzura y cuidado que me hicieron  sentir especial. 

Y cómo me gustaban sus besos...

Bajó la otra mano a mi cadera, palpando la casi inexistente tela de mi pantalón, y se separó. Nos quedamos así de cerca, mirándonos, y me tomé la confianza de rodear su cintura con mis bracitos, apreciando el momento en la noche.