Capítulo 7

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Habían pasado ya casi 3 semanas desde el inicio de clases y en ese lapso de tiempo muchas situaciones ocurrieron. Un grupo de amigos ya establecido y que cada día iba tomando más y más forma. Luego de las clases era un hábito ir al lugar donde trabajaba Kai a beber unos batidos, aunque claro, no siempre todos podían pero de todos modos una gran mayoría si estaba presente.

Dejando de lado todo lo que podía ser grupal y yendo más a lo individual, Nejire era la gran protagonista; no solo había logrado acercarse a Bakugo, si no que en más de una ocasión trato de sacarle información al peliverde que siempre se salía con la suya y se mantenía exento de cualquier cosa; de su boca no salía nada relacionado a el. Ella tenía la misión de convertirse en la amiga más íntima de Katsuki, si lograba hacerlo entonces él le daría una oportunidad de adentrarse en su vida, hasta entonces debería esperar.

Era curioso, pero del grupo, Izuku era el que menos tiempo pasaba con ellos. Gracias a las innumerables preguntas de la peliceleste, todos ahí conocían al menos un poco de la historia del otro, claro, a excepción del peliverde. Incluso en clases mantenía silencio y muy al contrario de lo que Nejire pudo pensar en algún momento, el no la desconcentraba en ningún momento de la clase, de hecho, al contrario, ella lo terminaba desconcentrando a el.

Pero sin dudas lo que más le llamaba la atención a la chica, era la capacidad del chico para siempre tener una respuesta para todo. El ni siquiera prestaba atención a las clases, a veces se quedaba dormido y ella tenía que darle un pequeño golpecito para despertarlo y aún con todo eso cada vez que el profesor le hacía una pregunta el la respondía y seguía en lo suyo. Ni hablar de escribir, el ni hacia el intento por sacar el cuaderno y cada vez que lo hacía era para dibujar o escribir cualquier cosa que no tuviera que ver con las clases.

Como una buena observadora, pudo notar que siempre dibujaba formaciones y escribía tácticas en su cuaderno. Anotaba el nombre de personas y las describía, analizaba y apuntaba sus debilidades tanto físicas como psicológicas. Definitivamente era un menudo enfermo que vivía y moría por el fútbol, aunque para ella eso no era algo malo. Seguramente el tenía sus objetivos claros y sabia lo que quería, eso estaba bien, bastante bien a su entender.

Realmente le interesaba este chico, era alguien excéntrico y poco común. Era especial y no en un sentido romántico, si no que como propiamente tal. Quizás estaba dedicando mucho de su tiempo a esto, pero le gustaba. Algún día iba saber finalmente quien era el en realidad, y entonces al fin podrá disfrutar haber alcanzando su objetivo. Ahora por el otro lado estaba Katsuki.

Como olvidarse del pequeño Kacchan. De algún modo logro ingeniárselas para tener uno que otro momento a solas, arrastrándolo con ella a comprar ropa o cualquier mierda que se le ocurriera. Según ella, el trato que el le daba era diferente al resto; claro, la insultaba y bastante, pero a su parecer era una forma de demostrar aprecio hacia el otro. Quizás por eso siempre insultaba a Izuku; dentro de su pequeño cerebro eso tenía sentido.

Luego estaba su mejor amiga, dios, no había caso con ella. Todos los días se le insinuaba al pecoso y todos los días el la rechazaba. Era jodidamente persistente, aunque también le sorprendía que Izuku la rechazara como tal. Tipo, Utsushimi tenía lo suyo y a sus ojos era una chica sumamente atractiva y genial; era otra de las cosas que a ella no le entraba en la cabeza.

Los siguientes en su lista eran Kendo y Inasa. Mientras la pelinaranja parecía ser alguien sumamente responsable e incluso había sido elegida como la presidenta del curso, el pelo rapado era todo lo contrario. Ella no se consideraba una genia o algo por el estilo, pero definitivamente el era más tonto que ella, aunque entre tontos se entendían, si no solo había que preguntarle a Bakugo, que constantemente sufría bromas por parte de estos dos.

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