Yeonjun se había enemistado con el destino; antes adoraba la idea de que las coincidencias eran el resultado del universo tirando de los hilos, ahora le parecía ridículo, e inconscientemente buscaba darle un sentido lógico a las cosas. Así que estaba haciendo cálculos ridículos y sin sentido para descubrir cuántas eran las probabilidades posibles de que, el hombre con el cual había tenido un encuentro incómodo hace unos días, pudiera resultar siendo su nuevo compañero de trabajo. Y no cualquier compañero, sino que hasta podría llamarlo mentor.
En un momento estaba lidiando con pensamientos que le gritaban que era mucho mejor hacer como si nada hubiera pasado, y así evitarse la fastidiosa tarea de mostrar agradecimiento, y en otro ya estaba en la oficina del susodicho. Como fuera, estaba decidido a demostrarle a la vida que no lo iban a tomar desprevenido.
"Así me ahorro la tarea de buscarlo", pensó.
—Buen día, llegaste temprano —hizo acto de presencia aquel que había estado sacando de sus casillas a Yeonjun. Saludó con entusiasmo, colgó su bolso en el perchero de la esquina y se acomodó frente al escritorio—. En unos veinte minutos vamos a tener que salir por ciertos pendientes, así que podríamos aprovechar este pequeño tiempo para conocernos —hizo un ademán con el brazo para indicar que podía sentarse.
—Mi nombre es Choi Yeonjun, estaré bajo tu cuidado —dijo con una voz monótona.
—¿Vienes desde Corea? Mi madre es coreana también, y viví allá durante mi infancia —comentó con una desbordante alegría.
¿De dónde provenía tanto ánimo desde tan temprano? Aunque un poco agobiado por la vibrante presencia, Yeonjun decidió observar al otro con más detalle. Por que obvio, no había podido hacerlo mientras casi desfallecía.
Pudo percibir que tenían aproximadamente la misma altura, tal vez le ganaba por unos cuantos centímetros, aunque eso era insignificante. Claramente se notaban rasgos finos en su rostro, muy característico del oriente, pero era difícil adivinar a ciencia cierta su nacionalidad. Las hebras doradas de su desordenado cabello harían que cualquiera se viera desalineado, pero en él lucían como si fueran parte de un estilo bien establecido, y le iba a costar admitirlo, pero Yeonjun creía que su sentido de la moda era bastante bueno; se ajustaba bien a su aura juvenil y extrovertida, nada del otro mundo, aunque se podía entender que tenía la suficiente conciencia de cómo destacar sus cualidades visuales. A parte, su cabellera rubia hacía que su piel luciera mucho más clara de lo normal, daba una sensación de porcelana fuera de lo común.
De entre los varios detalles que Yeonjun pudo enumerar, había uno que resultaba haber estado bien incrustado en su mente: el brillo vibrante en sus ojos que hacía imposible el no captar la gama de marrones bastante peculiar que pintaban el par de iris. La primera vez que se encontraron estaba más enfocado en recuperarse, pero inevitablemente habían tenido contacto visual, y le molestaba que su memoria hubiera hecho una fotografía mental tan detallada de hasta el largo de sus pestañas.
¿Quizá le estaba generando intriga? El joven tuvo que prevenir hacer una mueca.
En resumen, se trataba de un hombre con un atractivo singular, lo aceptaba, pero era mejor dejar de escudriñar su aspecto para evitar que su cabeza comenzara a confabular tonterías.
—A pesar de que soy el encargado, soy menor que tú al parecer, así que evitemos formalidades. Puedes usar mi nombre sin problemas. Seguramente ya lo sabes, soy Huening Kai.
Kai.
A Yeonjun le dio un escalofrío cuando fue mencionado el nombre, le había pasado igual en el momento en que lo leyó en la ficha que le habían entregado. Eran unas vagas tres letras, pero entre todo el maldito alfabeto, específicamente debía ser K la inicial. No era la primera ocasión, después de la aparición de su marca, en la cual había conocido a alguien que portara aquella consonante, sin embargo, sí era la primera vez que lo invadía nerviosismo. Cada que surcaba sus tímpanos, aquel nombre hacía que le diera un vuelco al corazón que se le hacía complicado evitar. No le gustaba para nada.
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Loss |YeonKai|
FanfictionAl cumplir los veinte años aparece una marca en el cuerpo: la inicial del nombre de tu alma gemela. Yeonjun descubrió que jamás encontraría a su alma gemela.