Loser (parte II)

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Le dio gracias al cielo de que su cumpleaños número veinte sucediera en domingo, así podía evitar asistir a la escuela y tener privacidad. Cualquier otro año, Choi Beomgyu hubiera hecho una gran fiesta, invitando a conocidos y uno que otro desconocido, le encantaba hacer reuniones con temáticas diversidad para festejar su día, pero en esa ocasión, solamente había despertado al medio día manteniéndose acostado sin mover un músculo y mirando al techo.

Fue hasta que le gruñó el estómago del hambre que decidió levantarse. Completamente desanimado se dirigió al baño para lavarse la cara. Se sentía hecho un desastre, y se veía como tal, llevaba ya tiempo sin dormir a gusto; la tensión lo estaba torturando. Desde la disputa con Soobin miles de cosas nada agradables rondaban por su cabeza. El alejamiento, y la obvia incomodidad por parte de relaciones a nada de desmoronarse superaban al joven por mucho.

"Si tan solo Jun estuviera aquí, él sabría qué hacer", pensaba en ocasiones. En todo caso, el verdadero problema residía en que, desde pequeño, había formado esta personalidad energética que acallaba sus males. Reír, bromear, jugar, lo que fuera necesario con tal de tapar el sol con un dedo. No hablaba de sus preocupaciones, no se quejaba, no se molestaba... Se había acostumbrado tanto a su explosiva personalidad que le era fácil olvidar las emociones tristes. En varias ocasiones era una fortaleza, podía salir adelante por más compleja que fuera la situación, pero cuando tocaba fondo simplemente se perdía.

El agua fría espabiló sus sentidos, regresándole una pizca de vitalidad. Se percató de que su cabello había crecido bastante, estaba a pocos centímetros de alcanzar los hombros; lo traía enmarañado, así que trató de acomodar sus mechones lo mejor posible, fue entonces que, de reojo, dio con una especie de mancha en su cuello.

Había sido tan despistado como para olvidar, por un segundo, el acontecimiento más relevante de cualquier persona en el mundo. Palideció cuando miró su marca bien plasmada. En automático su cuerpo se movió, así que con el peine arregló su cabellera consiguiendo ocultar la letra lo suficiente. Era el colmo: había elegido uno de los sitios más visibles, estaba demasiado expuesto. Inhaló y exhaló unas cuantas veces, cerró los párpados, apretó los labios... Quiso concentrarse en ir a la cocina para comer algo, estaba hambriento. Con cada paso que daba las piernas le fallaban por el ligero temblor que se hizo presente; bajar las escaleras fue, de hecho, bastante laborioso.

—¡Feliz cumpleaños, mocoso! —anunció con énfasis el hermano de Beomgyu—. Estuve esperando por horas a que vinieras. Es increíble lo mucho que puedes dormir.

La sorpresa descolocó a Beomgyu de sobremanera, había brincado por el susto de una forma cómica, y la mueca que hizo fácilmente podía ser usada como portada de una comedia de terror. Su hermano se burló por la reacción, pero luego de la risa fue directo al refrigerador, sacó un pay de queso, y le colocó unas velas al tiempo que las encendía. No hubo cánticos ni nada por el estilo, pero el menor entendió que era el momento de cumplir con la tradicional rutina de cumpleaños: juntó sus manos fuertemente, pensó en uno que otro deseo, y sopló las llamas.

—Yo mismo lo preparé, así que más te vale comerte todo el pay.

—¿En serio? ¿Estás seguro que no lo envenenaste, o peor aún, que no confundiste el azúcar con la sal? —Beomgyu bromeó, aunque estaba conmovido por el detalle.

—Cállate, y come.

Los hermanos Choi se habían mudado juntos hace un par de años para estar cerca de la universidad, y del trabajo. Eran el típico dúo que, a primera instancia, parecía llevarse mal: haciendo chistes pesados, molestándose mutuamente, haciendo dramas excesivos, dándose zapes a diestra y siniestra; sin embargo, su relación era fuerte, sin dudarlo pondrían la mano al fuego por el otro. Por eso mismo, el mayor había percibido que algo andaba mal.

Loss |YeonKai|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora