Yeonjun ahora contaba con una nueva visión: la vida no siempre era un próspero jardín, pero así como puede ser destruido, existe la regeneración. Y ese poder, el poder de sembrar una semilla a pesar de que todo lo de alrededor es tierra árida, recae en sí mismo. Cuidar, regar, y, ser perseverantes eran lo complejo, aún así, el surgimiento del primer brote era el comienzo para tener de vuelta un jardín próspero.
¿Girasoles?
En la actualidad le parecían las flores más hermosas, quería cientos a su alrededor hasta poder fusionarse con ellas.
Mirando hacia atrás, hacia los días en donde el llanto era la única manera de liberar tanto dolor de su debilitada alma, pudo confirmar que había recorrido un largo trayecto. El tramo había sido un reto, y seguiría siéndolo, pero, en el presente, el temor constante que el futuro le provocaba estaba disminuyendo considerablemente. Poco a poco se fue mentalizando para poder enfrentar la incertidumbre, iba a adentrarse en los misterios que le deparaban.
Uno de estos grandes misterios llevaba por nombre: Huening Kai.
Aún tenía los pies bien plantados, se mantendría precavido, porque no estaba seguro si poseía el valor suficiente para recibir más daño. Pero Kai había llegado como un río con aguas cristalinas surcando una tierra infértil, sin intenciones de detenerse hasta poder purificar el entorno, o hasta ahogarlo en el intento. Estaba temeroso, ¿acabaría en algún momento esa maravillosa sensación? Después de todo, una maldición estaba incrustada en él, una que no sabía si desaparecería en algún punto. Eso lo convertía en el personaje propenso a la miseria de un final infeliz: interpretaba el papel del amante que pierde su amor, la mujer que cae ante la injusticia, el padre que no recupera a sus hijos, la anciana que nunca cumple sus sueños... La marca en su mano se lo recordaba.
¿Pero de verdad ya todo estaba escrito?
Los muros que había construido con esmero durante una larga época estaban tambaleándose, a pesar de que estaba más que convencido de haberlos elaborado tan altos e impenetrables con la intención de protegerse, y todo porque había conocido a alguien que lo hacía sentir liberado... Alguien que tenía la capacidad de bajar el volumen de ese desagradable ruido mental con tan solo una sonrisa.
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Al cabo de unos meses había arribado la temporada de verano. Las lluvias habían llegado a su fin, siendo reemplazadas por un calor seco que, a pesar de ser una sensación nueva, realmente no le disgustaba a Yeonjun. Le faltaba acostumbrarse a las estaciones en un país ajeno, pero el adaptarse ya no le resultaba problemático. Estaba mucho más cómodo con su entorno, el ritmo con el cual llevaba su vida era óptimo, y estaba bastante familiarizado con la zona, lo que le facilitaba mucho su cotidianidad.
Además, se encontraba en el mejor momento en el ámbito laboral, junto con su compañero, que de por sí era excelente, consiguieron una sinergia inigualable. Estaban tan coordinados que en ocasiones ni siquiera debían verbalizar cómo se debían desarrollar las tareas porque podían dividir las responsabilidades de la mejor manera. Yeonjun se había ganado su lugar, y muy pocos lo seguían viendo como "uno de los nuevos". Huening se inclinaba más por el ámbito musical, más, con los aportes del mayor desde la perspectiva de la moda lo convirtieron en algo dinámico e interesante. El desempeño de la dupla consiguió elevar los números de ventas durante unas semanas, y la sección de la revista a su cargo se volvió de las favoritas del público.
Les estaba yendo fantástico, y el joven que llevaba bastante trabajando en la empresa estaba recuperando esa pasión con la cual había comenzado. Varias personas se habían esmerado para tratar de enterrarlo, pero ya no estaba solo, y le asombraba el hecho de que aún con su experiencia, pudiera aplicar nuevas ideas. A su vez, Yeonjun estaba cada vez más adentrado en la música; era un mundo ajeno a él, pero al ampliar sus horizontes nació un nuevo interés. Sin darse cuenta había comenzado a sentir curiosidad por los vinilos, y la colección de discos.
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Loss |YeonKai|
FanfictionAl cumplir los veinte años aparece una marca en el cuerpo: la inicial del nombre de tu alma gemela. Yeonjun descubrió que jamás encontraría a su alma gemela.