Le Fruit de la DxD ✔️

7 - Sabemos lo que queremos

Descargo de responsabilidad: No soy dueño de dxd

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Capítulo 7

Posiblemente haya sido la mejor actividad extraescolar.

Un paso o dos por encima incluso de la caza de demonios callejeros, y probablemente permanecería en la cima hasta el fin de semana.

La intuición de la mujer le dijo que su primera cita se llevaría fácilmente el título, y seguiría siendo indiscutible hasta que Yuuji y ella profundizaran más en su relación.

Reprimió un escalofrío que no tenía nada que ver con su actividad actual.

¿Cuál era la actividad en la que ella, Himejima Akeno estaba ocupada en ese momento?

Actualmente, ella estaba de rodillas en la sala del club, frente al sofá donde su novio, Kazami Yuuji estaba sentado.

... Chupando y girando su lengua alrededor de su dedo en su boca.

Por supuesto, esto tenía un propósito más allá de la diversión sexy con su novio.

No estaba del todo segura, pero Akeno podría estar divirtiéndose demasiado con esto.

Probablemente tendrían que intentarlo unas cuantas veces más para que él estuviera seguro.

Tres veces en el mismo número de días estaba lejos de ser una base adecuada para cualquier tesis creíble.

Tras los sucesos del Juego de la Clasificación, se había revelado durante el examen médico que el uso prolongado del Arsenal provocaba que el "ligero escalofrío" al que estaba acostumbrado se convirtiera en lo que esencialmente era "rigor mortis prematuro".

Sus manos no sólo se estaban agarrotando y entumeciendo, sino que la energía de su equipo sagrado estaba interfiriendo con el flujo sanguíneo a sus manos hasta el punto de que la necrosis era una preocupación muy real.

Y ahora que lo había usado lo suficiente como para "romper el dique", por así decirlo, una pequeña cantidad de energía de su Arsenal se filtraba hacia su mano derecha de forma constante.

¿El tratamiento?

Bueno, Akeno chupándose el dedo tenía más propósitos que los momentos de diversión sexy.

La fina bata blanca, casi transparente, que apenas le cubría las piernas y sólo le tapaba un poco el busto, la misma bata que era aún más transparente porque acababa de salir de la ducha...

¿O la mirada seductora, con los ojos muy abiertos, que nunca se apartaba de los suyos, los gemidos apagados, ligeramente obscenos, y los sorbos ocasionales?

Probablemente todo eso era Akeno.

Había estado alternando con Rias, pero parecía excitarse un poco más cada vez que hacía el ritual, lo cual se estaba volviendo difícil de ignorar.