Le Fruit de la DxD ✔️

8 - Amigos con derecho a roce

Descargo de responsabilidad: No soy dueño de dxd

-:/

-/:

Capítulo 8

"¿Alguien más oye ese ruido de golpeteo?"

"Te lo estás imaginando, Yuuji. Yo no oigo nada."

"...¿Ah, sí? Bueno, creo que es bueno ver lo emocionado que estás por el debut de Asia."

"¡Por supuesto que estoy emocionada! Es una cosita tan adorable, ¡no puedo esperar a que Sona conozca oficialmente a mi querido pequeño Bishop!"

"..."

"Cállate Yuuji, dame esto."

" No he dicho nada, Buchou."

"...También es tu debut."

"Sona ya me conoce."

"Extraoficialmente. Hacer las cosas en su debido orden es importante."

"Si tú lo dices. De todas formas soy terrible con los nombres, así que un repaso nunca viene mal".

"¿Está... está Buchou tan emocionada por presentarnos a Yuuji-san y a mí?"

Una tímida Asia había conseguido por fin interponerse en el constante ir y venir entre Rias y Yuuji.

En ese momento, el peerage de Gremory (con sus compañeros de los Ángeles Caídos) estaban reunidos para presentar oficialmente a sus nuevos miembros al resto de peerage del campus y a sus nuevos miembros.

Un parlamento liderado por Sona Sitri, co-gobernadora de Kuoh y presidenta del Consejo Estudiantil, con su familia formando el resto de miembros.

También era amiga de la infancia de Rias, lo que dio lugar a la constante competencia que los jóvenes y ambiciosos Demonios de Clase Alta tienden a fomentar.

En ese momento, uno de esos Diablos de Alta Clase estaba sonriendo a su adorable sirviente.

"Sí, Asia. Sois dos preciados miembros de mi familia y estoy muy orgullosa de vosotros. Esta es una oportunidad para presentaros a vuestros compañeros, pero para mí también es una oportunidad de compartir mi orgullo y alegría con aquellos a los que respeto."

Rias había estado radiante de orgullo desde el momento en que los reunió aquí.

Era una Gremory hasta la médula.

Cuando llamaron a la puerta, su aura de excitación casi vertiginosa se ocultó tras el porte elegante y distante de un Rey, aunque su sonrisa seguía siendo acogedora.

"Le estábamos esperando".

"Disculpen la intrusión".

La esbelta joven que abrió la puerta tenía el pelo corto y negro con un corte recto, y sus severos ojos violetas observaban la habitación desde detrás de unas gafas de montura negra.