Había prometido ser su caballero.
Pero guardaba un secreto a su mejor amigo, a ( ).
Había prometido ser su caballero, pero en sus sueños nunca fue el caballero que vino a rescatar a la princesa.
No, él era lo que guardaba la torre.
En sus sueños siempre era el dragón.
Quizá por eso podía ver que la mujer que tenían delante era un monstruo.
Quizá por eso ese olor rojo y pesado en el aire le dijo que era hora de coger a la princesa y huir, ese olor procedía de mamá cuando se cayó y no se levantó.
Así que corrió, llevándose a la princesa con él.
Corrieron y el monstruo los persiguió.
Al final el monstruo los atrapó, como siempre hacen los monstruos, y la princesa se cayó, y de nuevo pudo oler el olor que procedía de mamá cuando se cayó y no se levantó.
La princesa se levantó porque el monstruo la obligó a levantarse, pero no importaba.
Porque la princesa ya no podía correr.
Aunque el monstruo quería que corriera.
El monstruo quería perseguirla y hacerla caer.
Correr y caer, correr y caer, hasta que no pudiera levantarse.
Entonces el monstruo... ¿Qué hacían los monstruos?
Ah, sí, el monstruo se las comería.
Pero se lo había prometido.
Había prometido ser su caballero.
Una promesa que no podría cumplir, porque nunca podría ser el caballero.
Está empezando.
Parece que va a empezar.
Pero las personas que veía en sus sueños le susurraban al oído una nueva promesa.
Siempre fue así.
No, siempre fue así.
Oh, sí, eso tenía sentido; si no puedes ser su caballero...
Siempre fue el poder.
Siempre fue el amor.
En vez de eso, sé su dragón.
"Yo, que estoy a punto de despertar..."
.... Yuuji se despertó en el suelo del bosque con la sangre goteando de unas garras que no tenía y una esperanza en su corazón por una chica que no podía recordar.
Kiba se dirigía a la habitación de invitados con una bandeja de huevos, beicon y patatas fritas cuando el gruñido de una gran bestia llegó desde la puerta ligeramente abierta.
Irrumpió en la habitación con metro y medio de acero demoníaco en la mano libre y señaló a la fuente del ruido mientras ella, o más bien él, se agarraba el estómago con ambas manos.
"¡Tan huuungry!" gimió lastimeramente la mujer desde donde estaba sentada en la cama.
Kiba soltó una risita y dejó que la hoja desapareciera, decidiendo que las muchas preguntas que tenía podrían esperar hasta después del desayuno.
Akeno podía admitir libremente que admiraba y respetaba profundamente a Grayfia.
De hecho, Akeno era de la opinión de que su reputación en la escuela se debía en parte a los modales que había aprendido de su madre cuando era joven, y que más tarde había emulado de Grayfia.

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Le Fruit de la DxD ✔️
RandomQuería intentar ser normal. Puede que aún consiga su deseo, pero tendrá que conformarse con ser un Diablo normal con una cantidad normal de recuerdos de gente muerta a la que nunca ha conocido... Kazami Yuuji ha empezado a preguntarse si tal vez no...