Capitulo 2

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-.Ugh, más despacio inmunda, eso duele.-Se quejó en un siseo mientras Atsushi limpiaba su herida con agua mínimamente limpia que encontró en la casa de al lado; seguían en el callejón, la armadura de la parte superior del soldado a un lado junto con su máscara negra dejando ver perfectamente su rostro.

Maldito imbécil, tal vez no te dolería tanto si dejaras de apuntarme con esa cosa…la sien del peliblanco palpito, había estado sumamente nervioso por la cosa negra que se escurría entre su cuello y pecho como una advertencia de cualquier movimiento que no podía hacer nada correctamente.

-.Perdón…-murmuró, mordiéndose la lengua para no soltar ninguna de las cosas que pensaba.

El pelinegro le miró con odio, casi como si estuviera planteándose la idea de haberlo dejado vivo; si bueno, yo también comienzo a preguntarme si fue buena idea vender mi seguridad a esta cosa…

Se golpeo internamente, ¡deja las tonterías de lado!, solo necesitas usar a este hombre lo suficiente para escapar cuando este acorralado…se inteligente tonto.

-.Niña tonta, debiste escapar cuando pudiste…coff, coff.-Gruño entre tosidos, estaba todo doblado y su cuerpo se llenaba de espasmos cada ciertos segundos por el dolor de la herida que seguía sangrando.- Eres una pésima enfermera…

Atsushi sonrio, suavemente solo siendo tolerante por el miedo que sentía por este hombre estúpido; se arranco una parte de su vestido bajo la mirada juzgadora de Akutagawa, lo doblo rápidamente y presiono contra la herida haciendo gemir del dolor al soldado.

¡Ahora veras quien es un pésimo enfermero!; rio internamente, si hubiera tenido alcohol se lo habría lanzado…bueno, tampoco es tan cruel.

-.Joder, maldita…-gruño siendo inmovilizado por ATsushi quien se acomodo para que se recostara en si mismo.- Eres una…coff coff.-escupio sangre directamente en la falda del otro.

-.No te muevas, si lo haces tu herida se agravara.-Refunfuño el peliblanco mordisqueando el interior de su mejilla en un signo de estrés; bueno, si está perdiendo mucha sangre pero parece lo suficientemente fuerte para soportarlo..

-.¿No quieres que me mueva?...cof, cof..duele como el infierno y tus manos de ciervo no ayudan...-Siseo jadeante mientras recargaba su cabeza hacia un lado en el hombro del peliblanco.

Había una solución, Atsushi sabía que había una, pero temía usarla; había sido algo secreto durante toda su infancia pero, necesitaba hacer uso de su habilidad o quedaría indefenso en medio de la guerra.

Ugh, dios, espero que me recompenses esto…su cabeza dolió, en un mundo donde había personas con habilidades poderosas, tal como la de este soldado oscuro, Atsushi poseía…

La habilidad del tigre.

-.Escuche…necesito que cierre los ojos y muerde mi mano si lo necesita..-murmuró Atsushi acercando su mano hacia la boca de Akutagawa encontrando la mirada confundida de este.

Si bueno, ahora mismo parece un chico raro…se sonrojo profundamente pero siguió firme a su decisión, sabía perfectamente que dolería asique al menos el pelinegro debía tener algo que morder para no gritar.

-.¿Que haras…cof..niña tonta?...-tosio, mirándolo con desconfianza, Rashoumon se desplazo por su cuello enredándose hasta cubrirlo de un manto negro haciendo tragar en seco al albino.

-Solo…te sentirás mejor cuando lo haga..-murmuró, y no espero mas, mordió su labio hasta que sangrara por completo; escupió está hacia la herida embarrandola completamente.

Akutagawa soltó un aullido de dolor cuando sus músculos empujaron a la bala por sí solos fuera de su cuerpo dándole espasmos aún más insoportables de los que ya tenia; rápidamente sus dientes se encajaron en hombro de atsushi atravesando la tela que llevaban encima.

El principe y el caballeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora