Capitulo 13

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Fue algo triste para Atsushi despedirse de la anciana, Akutagawa estaba bufando como un toro, demasiado empalagado con la dulzura de la despedida.

-Espero poder verla pronto.-Murmuró Atsushi, dándole un último abrazos antes de ser detenido por la mujer.

Estaba algo confuso, la mano arrugada de la mujer sostuvo su muñeca con firmeza, su mirada parecía la de un sabio que estaba a punto de decir algo que podría cambiarlo todo. La pequeña anciana le miró y por fin sacó de dudas al albino que ya estaba bastante intrigado.

-.El mapa, no es solo para que no te pierdas, también es un rastreador que está conectado a tu madre, podrás ver su punto en el mapa y encontrarla más fácil.-Explicó, en un susurro, dejando impresionado a Atsushi.

Sus ojos se aguadaron de inmediato, ¡Esto facilitaba aún más la búsqueda de su madre!, quiero decir, si no hubiera tal cosa como un rastreador estaría preguntando a cada mujer mayor de cabello blanco si era su madre. Estaba tan agradecido con esta mujer que de inmediato le abrazó de nuevo.

-.Muchas gracias, lamento tanto no poder recompensarlo…-Balbuceo, tan agradecido como un perro abandonado al que se le dijo que su dueño estaba cerca.

-.Soy feliz solo con verte, querido, de cualquier manera es tu hora de partir, tu destino te está esperando, no voltees nunca hacia atrás.-Se separó del abrazo y estrechó la mano de Atsushi.- Confía en tus decisiones mi niño.

Atsushi asintió, débilmente y algo entristecido. Soltó a la mujer suavemente para después girarse y emprender su camino, había una sensación rara en su pecho cuando llegó al lado del pelinegro. Sentía la necesidad de voltear hacia atrás, de despedirse por última vez.

No pudo más con ello, su cuerpo se giró y cuando estaba a punto de despedirse, noto que no había a que hacerlo. La casa había desaparecido y con ella la anciana.

-...Vaya, parece que si era una bruja después de todo.-Resoplo el pelinegro tomando la mano de Atsushi.- Vámonos rápido idiota, esto me da mala espina…

Está preocupado…pensó Atsushi, observando la manera en que sus dedos se entrelazaron como una trenza irrompible. Una sonrisa se extendió por su rostro asintiendo, a pesar de no pensar como Akutagawa. Atsushi tuvo tanta suerte de conocer a la anciana, es un buen augurio para el futuro.

Pero, la creciente emoción de lo que le depara es ahogada en un mar de ansiedad, cada paso que daba, cada roca esquivada solo significaba algo. Cada vez estaba más cerca de su separación con Akutagawa.

-.Atsushi, di lo que piensas, tus pensamientos se pueden ver por todo tu rostro.-Se burló, apretando su mano como una señal de apoyo.

Las mejillas del albino se enrojecieron como tomates maduros, era vergonzoso ser leído con tanta facilidad. Aunque cree que fue más por su cola moviéndose ansiosamente dentro del pantalón que Akutagawa pudo adivinar su estado de ánimo.

-...No es nada, solamente no se de que trabajaré en el reino café…-balbuceo.- Tal vez podría trabajar de mesero pero…

-.¿Pero?.

Era clara la burla en la mirada de Akutagawa, no era una burla grosera, cree que en su lugar era una para mantener el ambiente relajado. Aún así eso no evitó que la rojeza de Atsushi incrementará.

-.Pero soy algo torpe al socializar.-Se rindió, no era una mentira como tal, pero era claro que eso no era lo que tanto le atormentaba.

-.Lo sé, cof..cof…no puedes quedarte callado cuando te insultan, un tipo insoportable y fuera de sí.-Hablo tajantemente, siendo visto por un Atsushi indignado a más no poder.

El principe y el caballeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora