CAPÍTULO 4| NO ME ACUERDO...

23 1 1
                                    

MADDIE

Un tirón de mis mantas me levantó. El frío se adueñó de mi cuerpo y me quejé. Luego me acordé de que vivía sola, así que abrí los ojos.

—Doesn't seem to matter what I do, I'm always number two. No one knows how hard I tried, oh-oh—comenzaron a cantar las voces que reconocí como Parker, Layla y Jane.

Me tapé los oídos con mis almohadas, pero no sirvió de nada. Me hice una bolita en mi cama antes de soltar un quejido.

—Cause I'm just Ken, anywhere else I'd be a ten. Is it my destiny to live and die a life of blonde Fragility?

Agh, me dolía mucho la cabeza y ellos seguían cantando. Y lo peor, ni cantaban, gritaban.

—I'm just Ken! Where I see love, she sees a friend? What will it take for her to see the man behind the tan and fight for me?

—¡Callaos ya!--les grité, pero no pararon—. ¡Si queréis la Kenergy, contratad un Ken, no me jodais!

Les lancé una almohada con-quizás demasiada-fuerza. Le dio en toda la cara a Parker.

Parker.

Mierda, ¿¡que hace aquí!?

—¿Que haces tú aquí? ¿Llamo a la policía por allanamiento?—le dije a este mismo.

Él sonrió divertido y miró a Jane y a Layla, que estaban a sus lados.

—Parece que alguien no se acuerda de nada...—canturreó Jane.

—¿Habéis dejado entrar a la cucaracha a mi casa?—les pregunté a mis amigas.

Él rodó los ojos y salió de la habitación. Me volví a tumbar en la cama y me pasé las manos por la cara, tratando de recordar algo de lo que pasó anoche...

Pero nada llegaba a mi mente.

Solo me acuerdo de cuando pedimos esas rondas de chupitos y ya. Desde ahí, no me acuerdo de nada. Mi mente está en blanco desde ese instante.

—¿Que pasó anoche?—les pregunté a las chicas que ahora se tumbaban a mi lado.

—No quieras saberlo...

—Pues por eso he preguntado—razoné.

Jane suspiró y Layla se rio entre dientes.

—¿De verdad no recuerdas nada?

—No. Nada.

—Pues ninguna te lo va a decir, eso te lo tiene que decir Parker, que estuvo tooooodo el rato contigo.

Abrí los ojos y me levanté de golpe.

—¿¡Que!?

—Mhm—Layla asintió—. Sí señorita. Y, aunque no te lo creas, creo que ni siquiera te reconocerás cuando sepas lo que hiciste anoche.

Dicho eso, se levantó y se fue a la cocina. Mi espalda se despegó del colchón y me fui al baño a lavarme los dientes. Me peiné de paso y me puse mi bata de unicornio. Sí, a los diecinueve años tengo una batita que usaría una niña de siete años, ¡pero es que me encanta y es muy calentita!

Salí del baño medio dormida y me fui a la cocina, pero me estampé contra un cuerpo musculoso y se...

Es Parker.

Ugh. Corrijo: me estampé contra un cuerpo. A secas.

—¿Sigues aquí, rulitos?—le pregunté.

Él se giró y empezó a reírse de mis pintas. Le enarqué una ceja mientras Parker se reía a carcajadas. Suspiré y le di un empujón para apartarlo de mi camino, haciendo que cayera al suelo porque se estaba doblando de la risa. Se quejó, pero yo me encaminé a por pan como si nada. Me hice unas tostadas con aguacate y tomate, mi café helado y me senté en el sofá donde estaban Jane y Layla viendo un programa. Miré a mi alrededor para ver donde estaba Parker. Lo vi en la puerta del estudio de grabación y me levanté con una de mis tostadas en la mano.

HEARTBREAKERSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora