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Maddie estaba tumbada sobre la cama. Solo llevaba la ropa interior puesta y las manos las tenía esposadas al cabecero.

—¡Canta, zorra de mierda!—ordenó Jake.

Con la correa que sostenía entre sus manos le dio un latigazo a la rubia en la pierna. Llevaba varios intentos para que ella cantara y todos habían sido fallidos. La pierna de la chica sangraba mucho y las sábanas blancas estaban manchadas del líquido rojo vivo. Maddie se retorció como pudo y ahogó un grito.

—Como chilles—la señaló—te juro que de aquí no sales nunca.

La chica guapa y rubia lloraba con los ojos apretados y cerrados. Le suplicaba al cielo que esto acabara ya.

—Canta—ordenó.

—¡No!—se negó la chica mirándolo desafiante.

—¡Que cantes, perra de los cojones!

Jake aumentó mucho más la fuerza de los golpes. De alguna forma, solo le estaba dando a la pierna izquierda.

—¡Para!—suplicó.

—Si quieres que pare, canta.

—¿Porque diablos quiere que cante?

Jake se acercó y puso sus piernas a cada lado de las caderas de ella. Eso le disgustó a Maddie. Le dio asco y repugnancia. El chico rubio agarró fuerte de la mandíbula a Maddie para que lo mirara. Los ojos azules estaban llenos de temor, y los de color ámbar llenos de furia.

—¿No lo entiendes?—frunció el ceño como si tuviera lástima por ella—. Ah, no me acordaba de que eres una gilipollas.

La chica se removió para quejarse. Iba a hablar, pero la otra mano de Jake se posó en su boca, callándola.

—Eh, no te quejes de lo que es real. Quiero que cantes—comenzó a besar su clavícula, a lo que Maddie cerró los ojos de nuevo—porque me encantas—continuó bajando.

La mano ya no estaba en su boca, así que ella aprovechó la oportunidad para hablar:

—Si te gustara ahora mismo no estaría de esta forma y no tendría la pierna a punto de estallar—jadeó.

—Cállate. Y disfruta.

—Oh, no, ni de co...

Ya era tarde. Jake se había quitado los pantalones. Hizo todo lo que quiso con ella hasta que se hartó.

HEARTBREAKERSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora