CAPITULO 2

1.3K 73 20
                                    

Daemon Targaryen es un omega intimidante, todos los habitantes de Westeros lo sabían y no había nadie que contra dijera ello. Las hazañas del omega habían dado pie para que otros omegas también mostrarán su valía, Daemon ha sido la voz de los omegas callados.

El omega era alguien que no permitía que nadie le faltara al respeto, habían canciones e historias de él, donde contaban como aquel omega había decapitado y cortado la lengua de muchos alfas solo por atreverse a pasarse de listos.

Pero también era de amplio conocimiento para muchos que el omega mantenía en burdeles, en los cuales se acostaba con alfas, betas y omegas. Daemon era un promiscuo ante los ojos de la fé.

Todo lo que no debía ser un omega, era Daemon.

Pero Daemon jamás tuvo otro hijo, motivo, él no tendría bastardos.

Rhaenyra no contaba, ella estaba en una buena posición.

Daemon no había perdonado a Viserys, todavía había una pequeña espina en su corazón, sabía perfectamente que la culpa no era solo de Viserys, pues fue él quien se ofreció en bandeja de plata a su hermano, pero simplemente le hubiera gustado que su hermano mandará todo al carajo por él, pero no paso.

Recuerda cómo se quedó solo en Dragonstone, cómo se quedó esperando horas por su hermano e hija, lastimosamente esas horas, se volvieron días, los días en semana, las semanas en meses, meses en años y finalmente se resignó tres años después de que no volvería a ver a su hija.

Le dolió saber que pese a que su hermano, ahora rey, no fue capaz de ir por él, Viserys siempre sería un cobarde, enojado tomó sus cosas y luego de mandar a los pocos sirvientes que se habían quedado con él a King's Landing, se marchó en su dragón, no miro hacia atrás, sabía que su hija estaría en buenas manos, conocía a su prima igualmente mandaría algunos infiltrados a la fortaleza para saber la situación de su hija.

Tuvo la oportunidad de visitarla, numerosas cartas llegaban a él, donde sea que estuviera llegaban las cartas, cartas que eran del rey, pero jamás las abrió, siempre las quemaba y siempre lloraba al hacerlo.

Pero el hecho de que su hermano lo defendiera en público y anunciara de la nada el cortejo que había iniciado sin decirle a nadie, le había encendido una parte de su ser, una parte que creía apagada.

Las intenciones de Otto eran más que evidentes, por esa misma razón dejó que su pequeña hija anudara y marcará a la hija del hombre.

No había que ser analistas para saber que la mano del rey quería a sus hijos en el trono. Sabía que ahora también gobernara la sangre Hightower, pero eso sería después de su muerte y de la muerte de Otto, por lo cual era ventajoso para su hija, así no lidiaría con la escoria del verde que llevaba por nombré Otto.

Daemon no pudo evitar que la ira lo invadiera cuando presenció; en la segunda semana de su cortejo, como la segunda hija de Otto se paseaba por la fortaleza.

Pero su ira creció más cuando al llegar a los aposentos del rey vio como la maldita omega estaba con un vestido rojo "consolando" al rey por la pérdida de Lady Aemma.

Viserys puso mil excusas y le aseguro que él jamás la invitó a sus aposentos y lo peor es que Daemon le creía al alfa. Sabía que el maldito no dejaba que nadie entrara a sus aposentos, pero que era tan idiota que no podía sacar a la niña de sus aposentos sin sentirse mal.

Gracias a eso el odio que sentía por los Hightower crecía, solo una Hightower que por el momento se salvaba y esa era Alicent. Todo fue gracias al día que la hija del hombre mostró de qué lado estaba, Daemon caminaba por la fortaleza en busca de su hija, pero de la nada fue jalado por la mujer, la cual se lo llevó a un lugar apartado para entablar una conversación con él.

Avy JorrāelanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora