CAPITULO 4

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No habían pasado ni dos lunas cuando los Targaryen tuvieron que volver a reunirse para el acto funerario de Laena Velaryon. La joven beta murió quemada por su propio dragón, fue su voluntad, su tercer hijo no estaba en posición para nacer, asustada de que cortaran su cuerpo ya que su esposo había aprobado la acción decidió morir entre las llamas. 

La palabra dracarys había salido tan rota de su garganta, en medio de llantos y súplicas fue consumida por las llamas, rogando por el bienestar de sus hijas.

Los primeros en llegar fueron los reyes y sus hijos, una vez los niños ya habían llegado a Drickmar decidieron esperar a la llegada de sus sobrinos en el puerto, querían ser los primeros en dar la bienvenida.

A los minutos los niños vieron como un barco se acercaba, el barco portaba la bandera Targaryen, emocionados empezaron a esperar impacientemente y por alguna razón sentían que el barco iba de una forma demasiado lenta.

Cuando por fin el barco llegó al puerto fue anclado y atado, la primera en bajar fue Alicent, la cual venía con uno de los gemelos en sus brazos, luego bajo Rhaenyra con el otro gemelo en su brazo mientras sostenía a Joffrey con su otra mano.

Cuando bajo Jacaerys, el niño fue ayudado por un guardia, Jacaerys al bajar saludo a sus abuelos de manera rápida y luego fue con sus tíos.

Cuando bajo Lucerys todos se asustaron, el joven tenía el rostro pálido y al salir se tambaleaba por todo el camino. El guardia fue llamado desde atrás y al hacerlo soltó al niño, el cuál cayó al suelo al quedarse sin su soporte.

Aemond pegó un grito que alarmó a todos y corrió hacia su sobrino, el omega ayudó a levantar al menor , mientras amenazaba a ser Harwin, el cuál solo optó por llevarle la idea al niño y se disculpó con el príncipe, el cual estaba más concentrado en mantener el equilibrio.

Aemond arrastró a Lucerys con él y jamás lo soltó, su sobrino solo se dejaba hacer, estaba tan mareado que prefirió solo seguir sin rechistar, definitivamente los barcos no eran lo suyo.

— Cuando tenga un dragón no vas a volver a subirte en un barco. — Aemond le prometió a su sobrino, mientras hacía que se sentará para poder calmar el mareo.

••••

Todos se encontraban rodeando el ataúd de la mujer, una vez las oraciones fueron terminadas, el ataúd fue lanzado al mar como dictamina la tradición de los Velaryon, las pequeñas Velaryon lloraban la muerte de su madre mientras eran consoladas por su tío omega Laenor.

Mientras todos daban su pésame a la familia Velaryon Daemon y Viserys se habían escapado a la playa, el lugar estaba completamente solo. Daemon se quitó los zapatos y se dirigió al mar con su esposo detrás de él.

Ambos corrían por la orilla, Viserys siguiendo a Daemon, cuando el alfa alcanzó a su omega lo cargo y se lo llevó a una pequeña choza que alguien debió haber armado.

Viserys dejó a su esposo en el suelo y lo miró a los ojos, Daemon acarició el rostro de su alfa y sin esperar más lo besó.

El beso fue correspondido de inmediato, Viserys lentamente fue dejando a su omega en el suelo. El menor abrió sus piernas y sin esperar Viserys se puso en medio de ellas, lentamente ambos se frotaban, los besos eran interrumpidos por los jadeos y la toma de aire.

En medio de su pasión ambos ya estaban desnudos, ahora Viserys estaba sentado en su traje, mientras Daemon estaba sentado encima de él y se follaba lentamente.

Los suaves movimientos empezaron a ser más rápidos, el omega estaba por llegar y en su desespero abrazo más a su alfa por el cuello, mientras el contrario lo abrazaba por su cintura ayudándolo a ir más rápido.

Avy JorrāelanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora