CAPITULO 6

668 65 2
                                    

Aegon se encontraba sentado a la derecha de su padre Viserys, el alfa se encontraba mirando sus dedos como si fueran lo más importante, queriendo evitar la mirada de toda su familia en él, afortunadamente los del consejo privado no estaban. Aegon servía al concejo desde hace mucho tiempo, al principio era copero, pero luego de que portará sus ideas, fue solicitada su presencia con más frecuencia. Daemon fue quien obligó a su hijo a que asistiera como copero debido a las constantes escapadas del menor a la calle de la seda. No mal entendamos, Aegon iba con ropa para los niños de la calle, mandaba comida que sobraba y algunas veces llevaba hierbas curativas. Aunque siempre era devuelto a la fortaleza por Lady Mysaria.

La mujer ya no se sorprendía de las llegadas inesperadas del príncipe, ya hasta lo esperaba con té, ambos se sumían en largas charlas, algunas eran interrumpidas por la llegada abrupta del rey omega, quien llegaba con los capas doradas y se llevaba a su hijo a jalones. En cuanto a Viserys, al inicio el alfa no estaba para nada contento con el comportamiento de su hijo, pero luego de un cierto tiempo se dieron cuenta gracias al hombre de los rumores, que su hijo era alabado por los pueblerinos, su hijo a la corta edad de diez y siete años se había ganado el aprecio de casi todos.

Viserys se encontraba asomado en la gran ventana, mirando con cansancio a la cantidad inmensa de personas que se encontraban fuera de la fortaleza gritando con furia que no aceptaban a Rhaenyra como reina. Motivo, los pueblerinos se negaban a ser gobernados por una alfa que no viviera en desembarco del rey, algunos exigían ser gobernados por el príncipe Aegon, decir que Aegon no estaba incómodo era mentira, el alfa se encogía en su asiento, jamás quiso hacer las cosas así para destituir a su hermana, las salidas empezaron solo por aburrimiento y su corazón se había apretujado al ver como un niño desnutrido temblaba de frío en el suelo, sin pensarlo le dio su capucha, luego le dio comida y así siguió pasando, cuando menos lo espero ya tenía a las sirvientas haciendo comida de más que luego mandaba a la gente de la calle.

Incluso las escapadas eran mejor ya que así no tenía que escuchar las aburridas charlas, incluso prefería asistir a sus entrenamientos con los guardias que estar en el maldito consejo, habían días en los que cuando asistía al consejo cómo copero se tomaba el vino y terminaba borracho, pero siempre era salvado por sus padres, aunque eso no quita el hecho de los fuertes sermones que le daban los reyes.

- Yo jamás quise esto hermana. - por primera vez habló el causante del conflicto, la mencionada lo miró de una forma tan blanda que relajo al menor, posteriormente su hermana le dedicó una sonrisa comprensiva, Rhaenyra se levantó de su asiento y caminó en dirección a su hermano, cuando estuvo de pie junto a él tomo su mano y la apretó suavemente.

- Lo sé, la gente es quien no entiende, pero como dije desde un inicio, mi reinado no estará solo, por que tu seras mi lord mano, tú y yo gobernaremos juntos. - ambos se sonrieron y Aegon solo se puso de pie para abrazar a su hermana.

- Rhaenyra y Alicent deberían de tomar su respectivo puesto en el concejo, ya es hora, Rhaenyra puede ser consejera del rey Viserys y Alicent de el rey Daemon, las personas deben entender que esto no es como ellos quieren, aparte tengo que pasar tiempo con Jacaerys. - luego de lo dicho Rhaenyra solo pellizco su brazo de forma imperceptible para cualquiera que los viera. - Y también con Baela. - lo último fue más a regañadientes.

Las desastrosas salidas no era más que incómodas para él, la omega no paraba de presumir sus dones omega e intentar llamarlo con su olor, el cual si resultaba efecto en el alfa, pero su parte racional le recordaba como tuvo al omega gimiendo de manera descomunal con solo su lengua y dedos y todo poder que tuviera la omega con el alfa desaparecía. Lo único que quería Aegon era estar enterrado en el lindo agujero de Jace, pero le era imposible estando con una omega detrás de él como loca.

Avy JorrāelanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora