40. Charles

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(contenido explicito, si no te sientes cómodo con dicho tema por favor se discreto y salta este capitulo)






Amelia no tenía idea de cómo es que habían terminado en esa situación

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Amelia no tenía idea de cómo es que habían terminado en esa situación.

Se supone que sería solo una noche de películas más. Nunca había pasado nada raro. E incluso ahora seguía sin entender cómo es que la conversación se había desviado de tal manera que terminaron hablando sobre su pobre e inexistente vida sexual.

No es que ese fuera un tema del que deseara hablar con Charles.

Y aunque no le avergonzaba ser inexperta en aquello, le provocaba cierto sonrojo decirle a su amigo, el cual la tenía en una constante confusión con sus sentimientos, que no solo no había tenido sexo, sino que también era una novata en la masturbación.

La razón.

Lo intento una vez siendo adolescente y lo último que consiguió sentir fue placer. Desde entonces, no volvió a sentir interés por aquella práctica. A pesar de que si había pasado por ocasiones en las que se sentía sexualmente frustrada.

—No importa, de todas formas, dudo que sepa cómo hacerlo bien. —dijo tratando de restarle atención al asunto.

¿Cómo es que pasas de querer evadir el tema a terminar siendo instruida sobre cómo hacerlo?

Porque eso era lo que estaba sucediendo.

Charles le estaba diciendo que hacer para poder sentir placer.

No sabía cómo es que parecía ser un experto en eso, no quería pensar en la respuesta tampoco. No mientras él la oía gemir.

Los suspiros de la chica se volvieron más constantes conforme los movimientos de su dedo aumentaban de ritmo. Sin poder evitarlo, Charles sintió como su pantalón se apretaba sobre su masculinidad provocándole un dolor poco placentero.

Sabía lo que significaba, tenía a la chica que le gustaba masturbándose del otro lado de la línea. Era imposible que no tuviera una erección.

—Amelia. —su voz salió más ronca de lo que planeaba. —Necesito... necesito tocarme. —la pelirroja soltó un gemido ante aquella confesión. —Por favor, dime que puedo hacerlo, necesito que me lo digas.

El permiso de la chica era lo más importante para Charles, el saber que ella se sentía cómoda con ello era su prioridad. Y eso la calentó incluso más que sus anteriores instrucciones.

—Sí. —soltó en un hilo de voz. —Tócate, Charles.

Con una maniobra casi profesional, Charles se bajó el pantalón dejándole ver su ropa interior con una mancha de líquido pre seminal en ella. Para calmar su molestia, puso su mano derecha sobre su miembro aun por encima de la tela sobándolo dejando que sus ojos se cerraran.

—Amelia. —volvió a llamarla. Recibiendo un sonido agudo como respuesta. — ¿Estas bien? —pregunto por su placer.

—Aja. —logro decir comenzando a sentir los pequeños calambres en su vientre.

— ¿Quieres...meter otro más? —Amelia mordió su labio, al ser la primera vez que hacia algo así, se sentía un poco cohibida de lo que quería, pero sabía que Charles no la juzgaría respecto a nada. —Se sentirá aún mejor, lo juro.

—Lo sé. —susurro. —Quiero oírte.

— ¿Oírme?

—Me gusta cuando hablas francés. —revelo más sonrojada que nunca.

La sonrisa socarrona del monegasco fue interrumpida por el sonido de su propia voz dándole a la chica lo que pedía. —Tu n'as aucune idée à quel point je te veux.

—Más. —rogo.

Merde, Amelia, j'ai besoin de te voir, j'ai besoin d'être là pour pouvoir te baiser. —con su mano ahora subiendo y bajando sobre su miembro expreso aquellos deseos que tenía guardados desde hace mucho. —En verdad desearía estar ahí contigo.

—Yo...yo...—las letras se vieron atoradas en su garganta.

— ¿Desearías que fuera real? —cuestiono.

— ¿Eh?

— ¿Desearías que no fuera un sueño?

— ¿Qué...?—el temblor en sus piernas la abrumo a tal punto que tuvo que cerrar sus ojos con fuerza, sentía como su orgasmo estaba cerca. —Charles.

Charles. La única palabra que se repetía en su cabeza mientras despertaba de aquel sueño tan placentero, aunque un poco desilusionador, a su parecer.

— ¿Qué mierda está mal contigo, Amelia? —se reprimió una vez que fue totalmente consiente de lo que acababa de pasar, no solo en su mente, sino en sus sabanas. Con urgencia busco el contacto de Tiana y envió un mensaje esperando recibir algún consejo que la hiciera sentir menos mal de lo que ya se sentía.

En cuanto escucho el vibrar de su teléfono lo tomo esperando ver la respuesta, y es bueno resaltar, que casi se cae de la cama al ver quien contesto.

Charles

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Charles

¿Qué tu tuviste qué? 

¿Qué tu tuviste qué? 

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𝙂𝙧𝙤𝙪𝙥 𝘾𝙝𝙖𝙩 ▰ 𝘾𝙝𝙖𝙧𝙡𝙚𝙨 𝙇𝙚𝙘𝙡𝙚𝙧𝙘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora