Día 4: Punto de inflexión.

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Día 4: punto de inflexión.

"¡Mis brazos se hicieron piedra, mis brazos se hicieron piedra!"... fue lo que descubrió en su emoción aquella chica; no era constante en el ejercicio pero los pequeños músculos que se asomaban al tacto como colinas recién exploradas recompensaban su esfuerzo.

Al principio se negaba a hacer cualquier actividad que comprometiera su vigor, pues tenía miedo de lastimarse al cargar un peso ajeno a su cuerpo (estragos de la sobreprotección), no obstante, era el único ejercicio que estaba disponible en el gimnasio y no estaba dispuesta a usar la bicicleta de spinning que la hacía vivir un dilema: mantenerse de pie era difícil pero el asiento era aún más incómodo. Así que, como animalito ante su ejecución entró al salón; colocó su botella con agua y atendió las indicaciones del entrenador; para calentar habría que dar vueltas alrededor de la jaula pero con las indicaciones adecuadas y la música ideal la adrenalina surgió y las hormonas de la felicidad salieron a flote... aunque su cuerpo no dio mucho.

Era evidente que estaría adolorida por días, pero eso no era impedimento para seguir yendo; había encontrado su actividad, algo que la hacía moverse como pez en el agua, aunque todavía seguía teniendo buenos recuerdos de sus clases de natación que dejó por asuntos del destino. Era ella quien comenzaba a conocerse mediante acierto y error; qué podía cargar, cuánto podría aguantar y los cambios que empezaría a notar.

Ya puede cargar cosas más pesadas (que nunca pensó que lograría), ya no estaba fastidiada de nada y podía impulsarse con sus brazos; podía colgarse y doblar sus piernas y ser más resistente, los músculos de sus pantorrilla estaban más fijos y ahora, sus brazos ya no eran suaves como masa; eran tan firmes como la madera de sus instrumentos.

Este punto de inflexión ha sido para bien personal; ella se siente más capaz, diferente y madura. Sabe que es el comienzo y que, a pesar de ser logros muy pequeños, los aprecia como nunca y agradece a su Creador por ello; porque es él quien sabe y no las expectativas sesgadas del resto.

Reto escritubre 2023: Grandes autores, breves lecciones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora