¿Libre?

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Al abrir los ojos la luz lo cegó por un momento, la habitación en la que se encontraba era totalmente blanca con una ventana semi abierta que dejaba entrar la suave brisa de esa tarde despejada. Sentía su cabeza dar vueltas y tenía pequeños flashes de lo que habían sucedido pocas horas antes aunque ninguna con la suficiente coherencia para entender qué pasaba.

Se incorporó en la cama lentamente, aun bastante resentido por las noches anteriores y por lo que había sucedido durante ¿esa mañana? ¿Qué día era? ¿Dónde estaba? ¿El amo?

Las dudas empezaron a algolparse en su mente, mientras el miedo viajaba a través de todo su cuerpo poniéndolo en alerta. Con esfuerzo, y negándose a los deseos de su cuerpo, se levantó de la mullida cama en la que se encontraba, sintió un jalón en su cuerpo, pero no le dio importancia, se apresuró a la puerta e intento abrirla, pero el miedo y los años de experiencia lo detuvieron.

"No seas estúpido. Manten ma calma, si sucedió algo lo mejor es esperar al amo, tal vez el amo me movió de sitio ¿me vendió? No, no... No tiene sentido, no he hecho nada malo ¿le enojo tanto el desayuno? Para.... Para.. Respira, no entres en pánico... Solo pon atención... No seas estúpido. "

Abrió con mucho cuidado la puerta, intentando ser lo más sigiloso posible y asomo por dos segundos su cabeza para asegurarse de que no hubiera nadie, una vez confirmado saco la mitad de su cuerpo para observar a ambos lados del pasillo.

"¿Dónde mierda estoy?" su cabeza le dolía, su cuerpo temblaba y sus rodillas deseaban ceder. Pero el miedo lo mantenía de pie y alerta, más tarde, tal vez, podría darse el lujo de relajarse. Dio unos pasos fuera e inmediatamente volvió a entrar cerrando la puerta de golpe, pero sin hacer ruido, su corazón palpitaba como loco y sus manos temblaban sobre la perilla.

"¿Quién es? ¿Viene por mí?" observó la cama y se hizo tirado sobre ella intentando colocarse en la misma posición en la que despertó. Cerró sus ojos, haciéndose el dormido.

—Creí ver que la puerta se cerraba. ¿Está seguro que aún se encuentra dormido? Sería peligroso que saliera— decía una voz detrás de la puerta antes de que sonarán las bisagras de esta, dado a entender que entraba gente.

Por los sonidos de los pasos y las preguntas que había hecho aquella voz, el joven rubio suponía que eran varias personas, mínimo 2, y que aquel que preguntaba por él era un hombre joven, no parecía tener más de 30 años.

El ojiverde sintió como se acercaban a su cama e intentó mantener la calma, respirar tranquilo y seguir aparentando que dormía, pero su cuerpo temblaba mucho y su respiración era errática por lo mismo. Aunque se esforzara difícilmente iban a creerle la pantomima.

"Mejor hago que despierto. Si me atrapa mintiendo..." Con un enorme terror recorriendo por su cuerpo abrió sus ojos y observó con evidente pánico a las dos personas que estaban ahí.

Uno, era un joven de pelo negro, no muy alto, vestido con ropa casual y una chaqueta negra. La otra, era una muchacha, pelo castaño, bastante bajita, con una clase de bata o pijama de un tono celeste muy clarito. Ambos lo estaban mirando.

—Puedes ir a llamar al médico, por favor— susurró el muchacho a la joven, para luego esta salir a paso tranquilo de la habitación.

El joven agarró una silla que se encontraba en la habitación y la acercó a la cama, parecía intentar no hacer mucho ruido en cada uno de sus movimientos. Se sentó en ella y nuevamente volvió la vista al de ojos verdes.

—Hola. Mi nombre es Otabek Altin y, por el momento, seré quien cuide de ti ¿cómo te sientes? —dijo en un tono tranquilo y suave, a los ojos del rubio parecía demasiado cuidadoso, lo que le provocaba mucha inseguridad, esos eran los peores.

¿Existe la libertad? 2.0 ~Otayuri~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora