Nadie te lastimará

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Otabek acostó a Hisui en su cama y empezó a revisarle el golpe en la cabeza, quería asegurarse de que no fuera nada grave, ya que si era así inmediatamente lo llevaría al hospital. Mila, por su parte, estaba como una fiera dando vueltas en la sala de un lado a otro, ella ya no aguantaba esa situación, Otabek tendría que elegir entre ella o el perrito abandonado.

—Te sientes bien.

—No fue nada... estoy bien.

—Lo lamento mucho... Jamás pensé que actuaría de esa forma.

—No es tu culpa.

—Te prometo que esto no volverá a pasar.

—Está bien, no todas las personas son buenas. 

—Ojalá fuera asi — Otabek se sentía sumamente culpable de haberlo hecho vivir una situación así, se suponía que en su casa estaría a salvo. —Hablaré con Mila, ahora vuelvo.

Otabek le dió una caricia en su cabello y luego desapareció por la puerta. El golpe no fue nada realmente, fue más el ruido que hizo al golpearse que el daño que le provocó, pero al menos eso lo iba a librar de alguien tan molesto como Mila, tal vez volvería a sentir esa paz que hasta hace unas semanas sentía. 

—¡Tú!— Mila entró violentamente por la puerta gritando. —¡Es tu culpa!

Hisui se pegó al espaldar de la cama por el susto que le provocó la violencia de Mila.

—¡ES TU CULPA, ÉL ME ODIA POR TU CULPA. LO ARRUINASTE TODO!— Mila se acercó violentamente a Hisui y lo empezó a empujar una y otra vez contra el espaldar de la cama mientras gritaba. Hisui por su parte intentaba defenderse cubriendose con sus brazos el rostro.

—¡Sueltamente loca, si Otabek te odia es por tu culpa!— Gritaba Hisui a su vez 

—¡Mila, para!— Otabek llegó corriendo a la habitación segundos después y se lanzó sobre Mila para alejarla de Hisui.  Ella estaba furiosa y se retorcía con violencia lanzando manotazos a todas partes. Otabek estaba haciendo un gran esfuerzo por retenerla e intentar sacarla de la habitación.

—Es suficiente, te vas de aquí— Usando un poco más de fuerza la terminó por sacar de la habitación. Hisui estaba temblando mientras escuchaba los gritos de Mila y de Otabek, tenía miedo, estaba aterrado con la situación, el pánico empezó a apoderarse de su cuerpo, el aire le empezó a faltar y las lágrimas salían una tras otra, no podía controlarse, todo estaba mal, su mente era un caos. 

Otabek llegó agitado de nuevo a la habitación y se sentó cerca de Hisui sin tocarlo. —Lo siento mucho, Hisui. Ya pasó, no volverá a pasar nada como esto —Hisui no podía responder estaba en pánico. —Todo está bien ahora, respira. 

Otabek empezó a respirar profundamente animando a Hisui a seguirlo. El rubio estaba sudando y temblando con intensidad, pero hizo su esfuerzo por copiar a Otabek. 

—Eso es, lo haces muy bien.

Hisui luego de un rato logró mantener un ritmo tranquilo de su respiración, pero aun así seguía temblando y llorando. 

—¿Puedo abrazarte?— El rubio no lo pensó y asintió, necesitaba sentirse protegido. Otabek lo envolvió en sus brazo e inició a mecerse mientras se mantenía inhalando y exhalando rítmicamente —Todo está bien, ya paso. 

Pasado algunos minutos, Hisui se recuperó y se quedó quieto en los brazos de Otabek. —¿Ella... ya no volverá?

—No, no volverá. 

—Bien.

—Ahora todo volverá a ser como hace unos días. Lo hiciste muy bien, eres muy fuerte y valiente Hisui, como un soldado —Dijo Otabek con cariño —No volverá a pasar, te lo prometo, nadie volverá a lastimarte.

¿Existe la libertad? 2.0 ~Otayuri~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora