Cenizas嵐
"Porque mi hermano es la persona más amable del mundo"
Eso fue lo último que pude decirte antes de que mis labios se volvieran incapaces de moverse una vez más, y que el frío y el dolor insoportables que me quemaban desaparecieran por completo de mi cuerpo.
Antes de que mis oídos dejaran de escuchar, pude escuchar tu voz una última vez, implorándole a los dioses que me dejaran volver junto a tí. Ambos sabíamos perfectamente que no era posible, pero en realidad entiendo tu desesperación. Yo también me sentía así.
Finalmente mis ojos dejaron de ver, y ese fue el preciso momento en que morí.
Si hubiera podido llorar en ese instante, hubiera llorado. Tenía mucha rabia, no había sido de ninguna ayuda para tí, Nemi, y tampoco me pude disculpar contigo. Tampoco fui de ayuda para los demás cazadores, ni siquiera para mi Muichiro.
Pero no podía llorar, ya no tenía un cuerpo ni unos ojos que pudieran derramar lágrimas. Ya no tenía un corazón que se encogiera cada vez que sintiera tristeza, o unas manos que apretar cuando sintiera rabia. Ahora mi cuerpo no era más que un montón de cenizas en el aire, y mi alma estaba perdida en un plano vacío de la existencia.
Todo era oscuridad, no veía ni sentía nada, hasta que pude sentir de nuevo mi cuerpo en perfecto estado. Pero era diferente, lo sentía ligero y no había ningún tipo de dolor en él. Podía ver mis manos frente a mi cara, pero no sentía que fueran mías. Era exactamente la misma sensación que da cuando se te duerme una extremidad.
Caminé algunos pasos en ese vacío, dudoso, hasta que pude vislumbrar a cierto chico de cabello negro, largo y suave como lo recordaba.
— Muichiro.
— ¿Genya? — sonaba igual de confundido que yo, si no es que más. — ¿Qué estás haciendo aquí? Deberías estar con tu hermano, yo-
No lo dejé continuar, y le dí un abrazo tan fuerte como para no permitir que se moviera. Era algo muy raro de experimentar, ya que físicamente no sentía nada, pero mi alma, en cambio, sentía todo el amor que queríamos transmitirnos. Curiosamente, si podía llorar, y aunque no sintiera mis lágrimas, sabía que estaban allí.
— No. Tú no lo entiendes, tú eres el que debería estar vivo. Sólo tienes catorce años — repliqué, con la voz entrecortada.
— Y tú dieciséis. No es justo para ninguno de nosotros, pero al menos era mi deber como pilar protegerlos y sacrificar mi vida. Tú te pudiste haber salvado — sollozó con impotencia.
Me lo pensé un segundo, e incluso abrí la boca para contestar, cuando escuché unas pequeñas risas detrás de mí. Volteé a ver hacia el lugar de donde provenía el sonido, y una fuerte luz me golpeó. Mis hermanos, los que había perdido hacía tanto tiempo, estaban ahí, esperándome.
— ¡Genya! ¡Llegaste! — Koto me saludó, y no pude resistir las ansias de correr hacia él y abrazarlo con todas mis fuerzas.
— Ya estoy aquí, no me voy a ir jamás — susurré, abrazándolo fuertemente. — Ya estoy en casa.
Sentí las miradas de mis demás hermanos y, por alguna razón, parecían sentir lástima por mí.
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Crónicas de un huracán || Kimetsu no Yaiba Fanfic ||
FanfictionFanfic sanegiyuu. Tomo 3. Hace un año que todo acabó. La guerra ha terminado y, sin embargo, aún hay heridas que no han cerrado del todo. Genya Shinazugawa ha muerto, pero por alguna razón su alma sigue atada a la tierra. En su búsqueda por el desc...