Capítulo 8
Hermano menor
嵐
No recuerdo bien qué día fue. Quizás fue a principios de mil novecientos quince, si mal no recuerdo. No estoy seguro, la verdad. Sólo sé que ese día hacía mucho frío. El invierno puede ser muy cruel algunas veces. La vida en sí puede serlo, la verdad.
Era cerca de la medianoche. Por alguna razón, tú y Giyuu decidieron que acostarse temprano estaba sobrevalorado, por lo que se quedaron despiertos hasta altas horas de la noche. Mirando el techo, hablando de nada. Sólamente juntando sus dedos, esperando que esa no sea su última noche en el mundo. Su vida ya no era más que una cuenta regresiva, una bomba de tiempo.
El sonido de su respiración era lo único que llenaba la habitación, además del sonido del gélido viento que azotaba las puertas de la finca, mientras la nieve caía, en silencio, sobre la prefectura.
No obstante, bastaba sólo con su presencia, con su compañía para mantenerse cálidos, fuera de las frías garras del invierno. El tacto de sus cuerpos era todo el calor, toda la seguridad que necesitaban. No había nada más, eran sólo ustedes contra el mundo.
Lo sé, el amor es un sentimiento meramente humano pero ¿Era posible que un fantasma como yo sintiera tan hermosa emoción? No sé tú, Sanemi, pero como el alma en pena que alguna vez fui, puedo asegurarte que lo único que me mantenía cuerdo dentro de la locura de mi condena, era aferrarme al amor que sentía por tí, por Muichiro y por mis amigos.
Bueno, me dejo de rodeos. No quiero hacer ésto sobre mí.
Mirabas el techo, reposando ambas manos sobre tu estómago, respirando de manera tranquila. Tomioka ya comenzaba a dormirse, pero tú parecías muy despierto. Bastante para ser casi las doce.
La luz blanca y tenue de la luna se colaba entre las ventanas, acariciando suavemente su futón, que llevaba largo tiempo siendo de ambos. Tú te mantenías pensativo, con la mirada perdida en algún punto del techo. Un pequeño suspiro dejó tus labios, llamando la atención del joven junto a tí. Giyuu volteó a verte, curioso, aunque aún algo adormilado.
—¿Nemi? ¿Qué pasa? ¿No puedes dormir?
Te removiste un poco en el futón para, eventualmente, voltear a ver al antiguo pilar del agua. Sus ojos eran como un vacío brillante, cuál dos enormes zafiros, pero penetrantes como los de un lince.
Dudaste unos segundos, antes de responder con decisión.
—No es nada. Simplemente no tengo sueño. Hay noches así ¿Sabes?
Giyuu frunció el ceño, para después relajar la mirada. La verdad es que tú nunca fuiste alguien realmente amante del sueño, ni siquiera cuando éramos niños. El chico suspiró, asintiendo.
—Pensé que te sentías mal o algo así. No puedo evitar preocuparme de más algunas veces, lo siento — murmuró muy bajito, mirando hacia sus pies —. Pero, si quieres hablar de algo, hablemos. La verdad es que no tenemos nada que hacer mañana… ni el día siguiente a ese.
Sonreíste. lo que decía era cierto. Desde que esa batalla ocurrió, desde que todo acabó, sus vidas ya no tenían un propósito fijo, sólamente disfrutar de sus últimos días al máximo hasta que la maldición de la marca les llegara.
—Siento haberte preocupado… sabes que yo te diría si es que algo me estuviera agobiando ¿Cierto?
El chico sonrió suavemente, para después asentir de la misma manera. Volteó a ver al techo, al igual que tú, descansando ambas manos sobre su pecho. El crepitar de un fuego en la cocina le daba un sonido acogedor al ambiente, sumándose al viento que no dejaba de soplar.
ESTÁS LEYENDO
Crónicas de un huracán || Kimetsu no Yaiba Fanfic ||
FanfictionFanfic sanegiyuu. Tomo 3. Hace un año que todo acabó. La guerra ha terminado y, sin embargo, aún hay heridas que no han cerrado del todo. Genya Shinazugawa ha muerto, pero por alguna razón su alma sigue atada a la tierra. En su búsqueda por el desc...