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Capítulo 7

Un viejo amigo

La tarde era fría, el té caliente. Las hojas comenzaban a caer de los árboles, pues el verano estaba llegando a su fin, llevándose con él los momentos, pero siempre dejando el recuerdo.

Ambos estaban, una vez más, en el porche de la finca, remojando sus pies en el estanque de peces koi. Sus reflejos se veían distorsionados en el agua.

Tomados de las manos, ustedes se miraban a los ojos, con un brillo distintivo que sólo se ve en los ojos de aquellas personas que se aman.

Acariciaste su cabello, metiendo un mechón de éste detrás de su oreja, sonriendo con esa misma dulzura que te caracterizaba antes de que todo sucediera.

— Mi Giyuu... te amo.

Besaste sus labios con dulzura, inclinándote hacia adelante con todo el peso de tu cuerpo.

— ¡Sanemi!

El chico sonrió y devolvió el beso, aferrándose a tu cuerpo con su brazo.

—¿Qué pasa? Estás muy cariñoso hoy ¿No crees?

Giyuu soltó una pequeña risa, besando dulcemente tus labios, de manera totalmente suave. El chico se aferró a tu pecho y enterró su cabeza en la curva de tu cuello.

Tú también reíste suavemente, acariciando tiernamente el cabello de tu pareja. Giyuu sonrió y dejó escapar un pequeño sonido de placer.

— Te amo, Nemi.

Sonreíste, para después besar su mejilla, después la otra, para continuar con su frente y nariz. Giyuu reía por las cosquillas que le generaban tus besos, más no se quejaba. Seguramente disfrutaba infinitamente del afecto.

— Eres un amor, Giyuu. Yo también te amo.

— ¿Mucho?

— Mucho. Muchísimo. Ven aquí.

Lo tacleaste, acorralándolo contra el suelo. Ambos rieron, mientras seguías atacándolo con besos. Sus sonrisas eran enormes e imborrables.

Decidido, llevaste una mano a su mejilla y lo besaste en los labios, cerrando los ojos, derritiéndose ambos en la dulzura del momento.

Cada segundo que pasaba, aquel beso se volvía más apasionado. Giyuu terminó debajo de tu cuerpo, jadeando, mientras tú besabas sus labios y su cuello repetidas veces.

— Nemi... cuidado.

Decía tu nombre una y otra vez, respirando pesadamente. Tus dedos se trenzaban con los suyos, mientras se besaban sin cesar.

— Ven, vamos a nuestra habitación.

Lo levantaste del suelo, jalando de su brazo, para arrastrarlo hasta su futón. Sin siquiera cerrar la puerta, te abalanzaste sobre él, quedando encima de él.

Como sea, la posición no tardó en cambiar. En un abrir y cerrar de ojos, Tomioka estaba encima tuyo, afirmando tu mano derecha con su única mano. Al parecer ya tenía experiencia con ésto, pues su brazo tenía bastante fuerza.

Sólo te diré una cosa. Ese día vi algo que desearía no haber visto. Además, no esperaba que fuera así. Pensé que Giyuu era el que... ya sabes.

Ah, lo que me pasa por chismoso.

Mientras ustedes hacían lo suyo, me senté en el porche, mirando a los peces mientras nadaban, creando bellas figuras.

Estando muerto, tenía mucho tiempo para pensar, cosa que hice en ese momento. Pensé mucho. Sobre todo en Muichiro ¿Cómo estaría aquél chico de ojos azules? Sí, ya sé que estaba muerto, al igual que yo, pero ¿Estaría en un lugar mejor? ¿Cómo se sentiría tener el descanso que merecía? Ciertamente, no tenía ni idea.

Crónicas de un huracán || Kimetsu no Yaiba Fanfic ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora