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Capítulo 6

Si fuera diferente

Era una tarde de mediados de junio, si no me equivoco. Los rayos de sol acariciaban suavemente las hojas de los árboles, creando un ambiente indiscutiblemente relajante en las afueras de una vieja posada de aguas termales, escodida en lo profundo del bosque en una montaña.

Giyuu se removía nervioso mientras retiraba su yukata. No le gustaba mostrar su cuerpo en frente de otras personas, sobre todo si se trataba de mujeres.

La invitación de Tengen Uzui y sus esposas fue una sorpresa agradable después de todo lo que les había tocado vivir. O al menos lo fue para Giyuu.

— No puedo creer que vayamos a ver a ese pedazo de imbécil — mascullaste — ¿Estás seguro de que quieres verlo? Me cae mal.

El chico suspiró. — Sanemi, Uzui tampoco es mi persona favorita, pero no hay que ser groseros. Él nos invitó.

Giyuu y tú seguían el camino de piedra que los dirigía hacia las termales. El olor ya se sentía desde aquella distancia, al igual que el calor. Lo sé por lo que ustedes comentaban. Sus manos no se tocaban, por miedo a que alguien más los viera, aunque el rubor en sus mejillas se hacía presente cada vez que sus dedos se rozaban.

Cuando llegaron al lugar, Tengen y sus esposas ya estaban en el agua. El ya retirado pilar del sonido se levantó, sonriendo entusiasmado al verlos. Giyuu volteó hacia otro lado, no quería ver lo que, lamentablemente, yo vi. Por tu parte, tú lo miraste seriamente, algo molesto.

— ¡Sanemi, Giyuu! ¡Qué gusto me da verlos!

El más alto les dio un apretado abrazo, el cual ninguno de ustedes supo devolver.

— Has engordado — comentaste, con una sonrisa burlona.

— Cállate — masculló el antiguo shinobi.

Tu rostro y tus orejas enrojecieron un poco, como cada vez que te enojabas.

— Hijo de tu puta madre, no me vuelvas a hablar así o te mato — mascullaste, haciendo una seña de advertencia con tu dedo.

Una de sus esposas, Suma, creo, se puso algo nerviosa, pero las otras dos simplemente rieron.

— Vengan, chicos, el agua está tibia — comentó Hinatsuru.

— ¡Giyuu! ¡Te queda muy bien el pelo corto! ¡Te ves muy bien! — interrumpió Suma, sonriendo —. ¡Oh! ¿Qué le pasó a tus piernas? ¿Fue un demonio? Nunca había visto unas cicatrices así.

Todos se quedaron callados. Sinceramente creo que Suma ni siquiera sabía de qué se trataban aquellas heridas, pero Giyuu se notaba bastante incómodo.

Rodeaste un brazo al rededor de la cintura de Tomioka, acercándolo a tu cuerpo de una manera protectora. Tengen susurró algo en el oído de Suma, quien asintió algo confundida. Después, el Pilar del Sonido habló alegremente.

— Bueno, eso no importa ahora ¿Van a venir?

Miraste a Giyuu, como si preguntaras si quería entrar al agua o no, a lo que él asintió con una pequeña sonrisa. No iba a permitir que los errores del pasado le quitaran un buen momento.

Crónicas de un huracán || Kimetsu no Yaiba Fanfic ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora