Capítulo 34. ¿Me ayudas?

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*DIAS DESPUÉS*

Gavi y yo habíamos comprado un departamento juntos.

¿Porqué?

Porqué simplemente decidimos vivir juntos.

Obvio, antes de comprarla. Hablamos, para que esto funcione y no hayan peleas.

Habíamos comprado todos los muebles.

Todo era hermoso.

y aunque era algo pequeño. Estaba segura que íbamos amar este departamento.

—Puff me muero— me tire al sofá, habíamos terminado de arreglar nuestra habitación

Gavi asintió y se acosto en mi pecho.

—Nos ha quedado chulísima— beso mi pecho

Asentí y acaricié su cabello.

—Esa cama está gigante, ¿quieres estrenarla?— me miro con una sonrisita pícara

—¡Gavi!

Soltó una risa y beso mis labios.

—Se que estás cansada, Tranquila.—Se incorporó un poco—. Pero puedo relajarte..

—¡Gavi! No podemos, recuerda— lo señalé

La semana pasada Gavi había tenido fiebre y mucha tos. Follamos así, y ahora la que tiene tos y fiebre soy yo.

—Déjame curarte— se inclinó a mi boca

Trague grueso y el soltó una risa.

—No te hare nada anda— rodo los ojos y se aparto

—Vale, eso pensaba. Ahora a dormir.

El asintió y me cargo en brazos hasta la cama.

—No hacía falta eeeh.

sonrío y se acostó encima mío.

Sus manos viajaron a mi pijama.

—Con ese pijama que llevas uf...— se mordió el labio

Lo mire mal.

—Vale, vale. Me callo— se aparto y se acosto a mi lado

—Cuando esté recuperada te recompensaré, Tranquilo.

El sonrío y me acosto en su pecho.

—Espero con ansias que llegue ese día— asintió en un susurro

—¡Gavi!

Soltó otra risa y luego hizo el gesto de que se callaba.

Por suerte no tarde mucho en dormirme.

Estaba realmente cansada.

A la mañana siguiente cuando me desperté aún seguía dormida en el pecho del sevillano.

Sus brazos me tenían atrapada y no podía salir.

Hice lo posible para no despertarlo y salí al baño.

Me lave la cara y me cepille los dientes.

Luego baje al salón y comencé a preparar el desayuno.

No era experta cocinando pero hacía lo posible para no quemar nada.

En unos días era navidad, y no sabía si iba a pasarla junto a Gavi.

Ya que Gavi tenía que irse a Sevilla y yo a Tenerife.

Seguí haciendo los sándwich mientras estaba hundida en mis pensamientos.

Pero unas manos en mi cintura me hicieron pegar un susto.

Efímero - Gavi²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora