Capítulo 38. ¿Que te ha salido?

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La tarde se fue súper rápida.

Había estado trabajando toda la tarde.

Gavi había pedido algo para comer.

Así que había dejado el portátil para poder cenar.

Mientras cenábamos me iba contando cómo había pasado estos días.

Terminamos de cenar y Gavi se quedó mirándome.

—¿Pasa algo?

—No me has contado lo que te ha dicho el medico.

Trague grueso y suspire.

Creo que había llegado la hora.

—Fui a una ginecóloga, que es de confianza.—Empecé, el me miraba atento—. Me hizo unos exámenes rápidos. Y bueno...

—¿Que te ha salido?

Suspire y jugué con mis dedos, nerviosa.

—Amor... que te ha dicho— insistió

Regrese la vista a el, y trague grueso otra vez.

—No puedo tener hijos, esa es la razón por la cual no tenemos ningún susto— hablé de golpe

El se quedó mirándome mientras yo tuve que apartar la vista.  No podía verlo a los ojos.

Las lágrimas amenazaban por salir.

—Yo... lo siento..— balbucee

El seguía en silencio.

y eso me estaba matando.

—Si me quieres dejar, esta bien. Lo entiendo— seguí hablando

Mientras las lágrimas ya estaban cayendo.

En ese momento sentí como me abrazaba.

Fuerte, apretándome a su cuerpo.

Fundí mi cara en su cuello mientras las lágrimas caían sin parar por mis mejillas.

—Te quiero mucho, ¿vale? Siempre estaré para ti, nunca lo dudes.—Dejo un beso en mi cabeza—. Te amo muchísimo, demasiado para contar.

Las lágrimas seguían cayendo por mis mejillas mientras el seguía abrazándome. Y diciéndome lo mucho que me amaba.

—Saldremos de esta, juntos. y estoy seguro que vamos a poder formar una familia.

Me abracé más a su cuerpo.

—Te amo. Te amo mucho Gavi— susurre con un nudo en la garganta

—Yo te amo mucho más, eres mi vida Aitana. No puedo vivir sin ti— acaricio mi espalda

Me separé un poco y por fin logré mirarlo a los ojos.

El llevó sus manos a mis mejillas.

Limpiando las lástimas.

—Eres preciosa, una chica increíble— acarició mi mejilla

Sonreí apenas y otra vez me fundí en sus brazos.














A la mañana siguiente me desperté temprano.

No había podido dormir y no sabía el porqué.

En cambio Gavi estaba abrazado a mi.

Con sus brazos al rededor de mi cintura y su cara en mi cuello.

Profundamente dormido.

Sonreí y le di un besito en su mejilla.

Este chico era mi vida.

Y me sentía orgullosa de estar a su lado.

Unos minutos después, haciéndole mimos y dejando besitos por su cara.

Logro despertarse.

—Buenos días mi amor— Deje un último beso en su frente

El sonrió con los ojos cerrados.

—Buenos días amor— balbuceó aún adormilado

—¿Has dormido bien?

—De lo mejor, eres muy calientita— se acurruco a mi cuerpo

Solté una risa y el fue dejando besitos en mi pecho.

—Mañana es 31, ¿que haremos?— pregunte, mientras aún seguíamos en la cama, yo haciéndole caricias en su cabello mientras el hacia caricias en mi muslo

—No se, ¿tus hermanos no han dicho nada?

—me habían dicho que iban a pasar solos.

—Pues lo vamos acompañar, o quieres que la pasemos juntos, ¿aquí?— sonrió

Yo rodé los ojos.

—Mejor pasémosla con mis hermanos. Luego nos escapamos y la celebramos nosotros— solté

El asintió con una sonrisa.

—¿Desayunamos y nos vamos a tu entrenamiento?

—Puff vale, venga.

Yo sonreí.

El tres de enero tenían partido. Así que tenían que entrenar hoy.















Fermín se acercó y me dio un abrazo.

—Tiempo no te veía por aquí— sonrió mientras pasaba su brazo por mis hombros

—Si, bueno. Estaba ocupada.

El asintió y cuando iba hablar Gavi paso por su lado y se lo llevo jalando.

—¡Tu novio es un celoso!— grito

Gavi le pegó en el hombro y Fermin soltó otra risa.

Se fueron al centro del césped mientras esperaban a Xavi.

Al cual saludé con un abrazo.

Los chicos entrenaron y Gavi no paraba de hacer bromas a sus amigos.

Parecía un niño, correteando y dándole golpes a sus amigos.

Después de unas horas el entrenamiento acabó y los chicos fueron entrando a los vestuarios.

Salude a Lewandowski quien me abrazo fuertemente diciéndome que como me estaba tratando gavi. y que si me hacía enfadar lo mataba con sus propias manos.

Yo reí mientras le contaba un poco de cómo había pasado.

Mientras el tenía su brazo por mis hombros.

Lewandowski parecía mi papá, dándome consejos.

Gavi se sumo también, pero Lewandowski lo empujó a un lado.

—¡Ey!— se quejo el sevillano

Lewa soltó una risa y luego me dio otro abrazo despidiéndose.

Se fue con Gavi a los vestuarios y yo lo esperé afuera.






















Se fue con Gavi a los vestuarios y yo lo esperé afuera

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Amamos a Gavi ❤️

El tio lewa 🥰

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Nos vemos en el próximo capítulo :)

Efímero - Gavi²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora