Capítulo 19. ¿Final?

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Pablo Gavi

Los padres de Aitana no paraban de llorar.

Mis amigos, Fermín, Ferran, Balde... pedri

Todos estaban ahí.

—Olivia, Tranquila...— su madre intentaba tranquilizarla

Aunque sin mucho éxito. Ya que ambas no paraban de llorar.

Me acerqué y abracé a su madre.

Ella me correspondió, llorando a mares.

—Fue mi culpa... no debí decirle que conteste la llamada...— Olivia seguía llorando

Me separé del abrazo y luego me agaché a la altura de Olivia.

La acerque y la abracé.

Ella lloro en mi hombro mientras yo acariciaba su espalda.

—No es tu culpa, No te culpes— susurre

Ella siguió llorando.

—Fui una mala hermana..

—Fuiste la mejor hermana, Aitana te amaba, ella siempre te amo.

—debí detenerla— siguió culpándose

—Tranquila, esto no es tu culpa, hiciste lo que pudiste— sobe su espalda

Ella siguió llorando, me sentía horrible.

Ya no tenía lágrimas.

Había llorado tanto, que no me salían más lágrimas.

Luego de un rato, Olivia se tranquilizó un poco.

Estábamos en el cementerio, era el día de enterrar a Aitana.

Al amor de mi vida.

Su madre dio unas cuantas palabras, que terminó llorando.

Luego me hizo señas para que hable yo.

—Hola, se que esto es duro para todos. En especial para sus padres, los cuales han estado toda la vida con ella. Aitana fue una chica estupenda, amable, siempre estaba para todos. Nunca te podías Aburrir con ella. Cuando la conocí supe que ella sería el amor de mi vida, la quise desde el primer momento, y aunque el destino no nos quiso juntos, yo se que en el cielo ella me esperara, para ser felices, juntos. Con nuestros pequeño bebé.—Suspire, me sentía fatal—. Hoy la despediremos, y quiero que todos los que están aquí presentes, se pongan de pie.—Dije, todos hicieron caso—. Aitana, esto no es un adiós, no te olvidaremos. Estaremos siempre, recordándote. Como la chica dulce que siempre fuiste. Te amamos.— me acerque y di un beso a la caja, donde su cuerpo reposaba—

Fermín llegó a mi lado y me dio un fuerte abrazo.

—La extraño tanto— murmuró

—Yo igual, no sabes cuanto— admití con un nudo en la garganta

Intentaba hacerme El Fuerte, pero no podía.

Cuando pusieron la lápida, con su nombre, fecha de su muerte. No me pude resistir y caí al pasto.

Todos se habían ido.

Solo estaba yo.

—Te extraño, no sabes cuánto— murmuré

—Pero se que este no es nuestro final, te buscaré. y seremos felices, en el cielo o en el universo. Te amo, siempre te amare mi ángel— di un beso a la lápida y me levante

Salí del cementerio y mis padres me estaban esperando

Me dieron otro abrazo y mi hermana lloro en mi hombro.

—Tranquila— murmure

Ella sollozo de nuevo.

Luego pude tranquilizarla un poco y nos fuimos al coche.

En el camino a casa todo era silencio.

Mi madre iba limpiándose las lágrimas y mi hermana sollozando en silencio.

Yo en cambio, iba echo pedazos por dentro.

Una vez llegamos a casa, baje del coche y me fui a mi habitación.

Cogí entre mis manos la pulsera que le había regalado.

—Este no será nuestro final, te lo prometo amor.

Bese la pulsera y luego la dejé en su respectivo lugar.

Me di una ducha y luego intenté dormir.

Sin mucho éxito.

Suspiraba una y otra vez.

Luego de estar un buen rato mirando al techo.

Me quede dormido.

Ojalá todo sea un sueño y cuando despierte, ella esté a mi lado.





























Ojalá todo sea un sueño y cuando despierte, ella esté a mi lado

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¿Creen que mereció morir Aitana?

¿Final? ¿O no final?

Efímero - Gavi²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora