Preparados?

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—Mírame, Alicia.

—No quiero.

Un suspiro socarrón resonó en mis oídos y, a pesar de que tenía la cabeza gacha, pude ver de reojo como se mordía un labio.

Su aliento era embriagador, sacándome de mis casillas completamente.

—Eso no te lo crees ni tú misma —dijo, levantando mi mentón con un dedo.

Sus ojos color jade me atravesaban como dagas, haciendo que algo dentro de mi se estremeciera.

Los músculos de sus antebrazos se marcaban en líneas endiabladamente sexys mientras me sujetaba las muñecas por encima de mi cabeza.

Me tenía como una presa.

Su presa.

—Voy a gritar —amenacé, recurriendo a mis últimos recursos. Aunque en el fondo sabía que era todo en vano.

—Sería un honor escucharte —respondió, dándole un doble sentido a lo que acababa de decir. Sin embargo, decidí pasarlo por alto y le rodé los ojos.

-—Alicia, no puedes escapar -dijo casi en un susurro cerca de mi oído—. Pequeña -continuó, pegando su frente a la mía, obligandome a verlo a los ojos mientras su mirada se oscurecía y su sonrisa se ensanchaba- eres solo mía.

Solo mía...

AxelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora