Viernes, 1 de Febrero.
Anónimo.
Mis zapatos resuenan al pisar la calle empapada. Pequeñas gotas de lluvia aún caían sobre mi cara, dándole un toque gélido a la oscura noche.
Cuando estuve frente a aquella casa, la chica ya me estaba esperando en el umbral de la puerta.
¿Acaso no le tienes miedo a nada, niña? —pensé. Me parecía curiosa la forma en que las presas van por cuenta propia a caer en los brazos de su cazador.
La chica me veía con ojos de fascinación, como si yo fuera un tesoro preciado que ella tenía la dicha de poseer. Lo que ella no sabía es que yo no era de nadie, nunca le iba a pertenecer a nadie.
A nadie que no fuera ella.
Mientras tanto solo le sacaría información de la mejor manera en que puedes someter a una persona a que cumpla tus antojos.
—No hay nadie en casa —ronroneó, dejando muy claras sus intenciones. Eso jugaba aún más a mi favor.
—Excelente —fue lo único que me limité a responder antes de cargarla y llevarla hasta el interior de la casa.
Ella no paraba de dar fuertes chupetones a mi cuello conforme la cargaba hasta la sala, además de pequeños besos y mordiscos.
Ya lo más difícil estaba hecho.
Ella me daría toda la información que necesito y luego buscaré la forma de deshacerme de éste estorbo.
Ya nada iba a detenerme. La encontraría a como diera lugar.
Y será mía. Ésta vez será solo mía.
*
*Alicia
—Pues mana, que te puedo decir —balbuceó Lou, quién ya estaba un poquito (o tal vez mucho) afectada por el alcohol— los hombres son una mierda y para lo único que sirven es para coger rico los pinches chacales- dijo mientras se acomodaba como podía en la parte de atrás del auto.
Yo no pude aguantarme la noticia y sufrir sola, claro que no. En tanto le reenvié la foto a Isa y a Lou, las muy locas estaban en menos de quince minutos en la puerta del departamento.
—Amiga, te lo digo de corazón y espero no te molestes —habló Isa, quién se acomodaba tras el volante para encender el auto- TODAS sabíamos que Michael era un idiota…
—Y te lo dijimos —interrumpió Lou desde atrás, a lo que Isa asintió.
—Pero de verdad que hoy se pasó el muy condenado —continuó— nunca pensé que saldría con una cosa de esas.
Yo menos.
Si hay algo que duele más que una infidelidad, es que esa persona te haya jurado el mundo entero, con niños, boda y demás, y que tú de pendeja si le hayas creído de corazón.
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Axel
Novela JuvenilEn este juego ¿Eres cazador o eres una presa? Todo es lo que parece ser, nada es lo que no parece. Y al mismo tiempo todo es al revés. Una mirada basta y sobra para caer en la red pero... ¿Es la presa quien en realidad corre peligro? ¿Es la oveja ta...