𝐁𝐎𝐑𝐍 𝐓𝐎 𝐃𝐈𝐄 - 𝐌𝐮𝐥𝐭𝐢𝐯𝐞𝐫𝐬𝐞 (PAUSADA)

Born To Die

Hola, me llamo Amaia Gómez. 

Vivo en el País Vasco, Bilbao, España.

Nací el 2004/03/01, soy piscis, tengo 19 años.

Mi vida no ha sido perfecta. Mi vida se limita a estudiar y tener algún trabajo.

Soy la única de mi familia que se ha sacado el graduado de la ESO con notas altas y pronto el Grado de Formación Profesional, ahora aunque no me guste estoy haciendo un grado medio de Actividades comerciales y marketing voy a pasar a segundo de grado medio.

Mis pasatiempos favoritos son ver películas y series y escuchar música, más a Taylor Swift, Lana Del Rey y Sabrina Carpenter.

Iba de camino a la escuela cuando de pronto sin darme cuenta fui atropellada por un coche.

De todas las muertes que me podían pasar, ser asesinada por un cáncer, por algún asesino, por alguna amiga, por millones de muertes peores y me tocó la menos interesante.

¡TENÍA UNA VIDA QUE ME COSTÓ LOGRARLO!, ¿Cómo dios permitió que yo muriese así?.

Pude ver todo a mi alrededor, se volvió negro, pero aún seguía vagando. Vaya, ¿Así se sentía Dean o Sam Winchester cuando vagaban por la muerte? Es interesante.

Podía sentir mi corazón latir, pero mi cerebro no funcionaba.

Eso significa una cosa; muerte cerebral.

Estaba en el hospital con mogollón de tubos. Como cuando Max quedó en coma en Stranger Things.

Acabo de hacer dos referencias a dos series, genial ni medio muerta, puedo escapar de mis fantasías.

Podía ver a mi madre llorar, no quería dejarla, me negaba. Ella, aunque suene mal, tenía que estar en mi lugar. Mi madre tiene el cielo ganado conmigo, con todo lo que se ha esforzado cuidándome y advirtiéndole que mirase las aceras antes de pasar.

Mi abuela también estaba ahí, y mis dos tías, casi toda mi familia. Era muy triste que yo estuviera en esa situación.

Un médico entra a la sala a informar a mi familia de mi estado.

—Su hija tiene muerte cerebral, puede que todo su cuerpo funcione, pero su cerebro prácticamente está muerto, necesitamos cuanto antes que firme unos documentos de donante de órganos, su hija es vital para salvar otras vidas. —dijo el doctor.

¿Todos los médicos son así? Esto me recuerda a un TikTok que vi de una serie.

—No tendrá vergüenza, ¡Largarse de aquí! —pidió mi madre.

—El tiempo es vital, señora, siento lo que le pasó. Pero puede salvar más vidas.

No la ha oído, dijo que se fuera. —esta vez fue mi Tía Carmen la que hablo.

El médico se retiró y mi madre se puso a llorar en mi cuerpo, mi padre estaba en una esquina analizando todo lo ocurrido.

Simplemente, me negaba a dejarlos.

—Es hora de irnos. —dijo una voz desconocida detrás de mí.

—¿Quién eres?, ¿puedes verme?. —le pregunto.

—Si, si puedo verte, seguramente ya sabrás quién soy. —dijo la desconocida.

—Una parca. —conteste.

Ella sonrió.

—Eres muy lista.

—O tal vez vi muchas series sobre lo sobrenatural. Pensé que todo era un cuento y que se lo inventaron.

—No del todo, las personas tienen experiencias a la muerte y sobreviven, de ahí sacan este tipo de información.

—¿Qué ahí?, digo, ¿Detrás de la muerte? ¿Solo vas al cielo o al infierno o eso no existe? Nunca fui muy creyente de dios, pero sí me gusta su historia.

—Tienes tres opciones, cielo, infierno o reencarnación. Solo lo sabrás cuando pases la puerta.

No sabía que Reencarnar fuera una opción, ni que fuera tan sencillo.

—¿La puerta? Nunca oí nada parecido.

—Mira detrás de ti.

Le hice caso y una puerta llena de luz apareció delante de mí. Una luz blanca intensa.

—Es tu hora.

—No quiero dejarlos, —dije mirando a mi familia—los destruiría.

—Lo superarán.

Me acerqué a mi madre y le susurré al oído.

—Te quiero, mamá, estaré bien. —le dije susurrando y le di un beso en la mejilla que ella notó cierta sensación —Gracias por todo.

—Suerte. —la parca me sonrió.

Entré a la puerta y no me creí lo que vi con mis propios ojos, algo que no me imaginé ver en persona.