Pasaron al menos unos quince o veinte minutos hasta que el compañero llegó con dos alumnos. David Pérez, y un chico rubio bastante despeinado que habían visto sentado en otra mesa apartada de la que ellos estuvieron.
- Tienen cicatrices en los pies y en la espalda...
Una semana después
Martes otra vez... El conflicto del director finalizó con su encarcelación después de un juicio en el que se decretó que al menos siete víctimas murieron en sus manos, y más de tres decenas de alumnos habían sido maltratados bajo sus manos, y más de cinco decenas habían sido agredidos. Entre ellos, Adam, por supuesto. No sabían si las cifras eran exactas o exageradas por el miedo, pero de todas maneras el director fue despedido, encarcelado, declarado culpable y, finalmente, se hizo limpieza de las monjas que estaban a favor del maltrato de alumnos o de los castigos por los supuestos pecados.
Sábado y domingo fueron un descontrol absurdo, pero estuvieron libres. El lunes llegó una nueva directora desde otro convento, y su expresión y forma de hablar parecía ser pacífica, comprensiva y empática. El martes volvió a la calma. Los dos hermanos se quedaron en el mismo instituto, para darle un tiempo a la nueva directora y nuevos profesores y profesoras para ver si el lugar seguía siendo represivo con los alumnos.
Irwin se levantó de su cama y se metió a la ducha mientras escuchaba a su hermano en la litera de arriba roncar como si no hubiera un mañana. Incluso con la puerta cerrada y el agua (con el calentador) encendida, podía escucharlo. Y aquello lo hizo reír entre dientes. Después de la ducha y de ponerse el uniforme, suspiró pesadamente y salió del baño peinando sus cabellos con delicadeza. Se subió al borde de la litera.
- Adam, arriba.
- No.- escuchó un puchero.
- Adam, arriba.- repitió, pero con más autoridad.
Adam refunfuñó. Se bajó de la litera con muy mala cara, tenía veinte minutos para ducharse, el castaño estaba acabando de preparar su mochila y la de su hermano, porque era consciente de que su hermano tardaría más de lo normal, porque, en serio, tenía que peinarse... Y su hermano, aunque no lo necesitara, se pasara demasiado tiempo presumiendo delante del espejo. Por eso prefería prepararle la mochila. Para entretenerse, estuvo leyendo algunos fanfics que tenía almacenados y tuvo tiempo de leer dos capítulos enteros antes de darse cuenta de que eran las ocho, y fue cuando dejó de leer y golpeó la puerta para meterle prisa, y su hermano bufó y salió del cuarto de baño. Tenían solo media hora para desayunar, ir a buscar la mochila, lavarse los dientes e irse a la clase...
Deslizaron la bandeja, siguiendo la cola, no habían sido los últimos en llegar, por suerte. Para desayunar había dos opciones, para tolerantes a la lactosa, y para intolerantes a la lactosa; también había una opción muy sana que en vez de leche de vaca, era leche de avena, o eso ponía en el cartón blanco y naranja. Un tazón de leche, cereales (o galletas), una pieza de fruta (o un brioche con embutido). Y volvieron a sentarse en una mesa apartada, en los límites.
- Tengo que admitir que me sorprende lo que habéis hecho...- Adam torció el labio inmediatamente, e Irwin apretó los labios.
- ¿A partir de ahora te vas a sentar siempre con nosotros?- preguntó Adam con el ceño fruncido.- Porque preferiría que te largaras con los twinks de ahí atrás.- la mesa de los mencionados se quedó en silencio y se giraron a mirar a Adam con ofensa.- ¿Qué os pasa? ¿No sabéis lo que es un twink, o qué?
- Parece un insulto...- Óscar soltó una risilla entre dientes por el tono quejumbroso de David.- ¿Qué?- aquella pregunta se alargó bastante al alargar la última vocal con un tono suplicante y casi como si de un puchero se tratase.
- Ciertamente sí tienes un físico así...- se encogió de hombros. Sonrió un poco.- Solía estar con ellos, pero sigo queriendo ser amable con los nuevos alumnos.
- Quererte ligar a mi hermano es descarado.
- Halagar a alguien no necesariamente implica querer ligar con alguien...- rodó los ojos.- David no te rías.
Los dos hermanos se giraron hacia el azabache que estaba aguantando la carcajada y se acabó atragantando con la saliva. Tosió un par de veces y bebió un par de tragos de agua para recuperarse.
- Perdona, es que eres muy obvio...- Óscar entrecerró los ojos.
- Gabs, por favor.- el supuesto mencionado le dio un pescozón en la frente al azabache.
El muchacho, supuestamente Gabriel, era rubio oscuro, con el cabello liso por los hombros tal vez, con un tacto algo áspero, al menos la visión que tenían, sus ojos marrones como el chocolate, ojos caídos, parecían cansados, su piel parcialmente morena, pero no tanto como la de Óscar. Su nariz ganchuda, sus labios gruesos, pero perfilados, parecía contradictorio. El uniforme sí se encajaba bien a su cuerpo, y tenía los hombros anchos, la cintura fina, sus piernas y brazos con poco músculo desarrollado.
- Gabrieeeeel...- se quejó David.
- Óscar manda.- este se encogió de hombros, su voz era grave, bastante poco endulzada a pesar de que su aspecto pudiera hacer pensar que tendría una voz gentil.
Irwin quería revisar la hora, y centró sus ojos en el reloj en la muñeca izquierda del moreno, Óscar, y golpeó el codo suavemente de su hermano, avisándolo de que no se entretuviera tanto y desayunara. Apenas quedaban cinco minutos para empezar las clases, tenían que acelerar.
- En la hora de la comida tenemos más tiempo para hablar...- Óscar se rio un poco.- Lo siento si te he molestado con lo dije el primer día...- se enderezó del asiento, apoyando una mano en su hombro al rodear la mesa.
- No hay problema...- respondió.
El moreno sonrió.
- ¿Empezamos de nuevo?
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Ese último diálogo es perfecto, porque no solo entramos en un nuevo periodo de la historia, sino que también, literalmente, empezamos de nuevo...
El director se ha ido, ahora vendrá otra persona... Esperemos que no peor :'3
Aquí las opiniones ----------->
Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo
Bye~
By Silvia Line
[1037 Palabras]
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62.- El internado (Gay / Homosexual)
RomanceIrwin Fernández Brown es un joven con una adicción notable hacia la tecnología, rebasando los límites de horario de sueño, y en su mayoría esta adicción se debe a un intento desesperado para arrancarse un fantasma del pasado que no piensa dejarle ir...