Aquellas navidades, ambos se despidieron con un beso en la mejilla. No querían ponerse románticos el día que se iban a separar. Pero nadie decía que no fuesen a ponerse románticos el día que se volvieran a ver...
A mediados de enero, cuando regresaron al internado una vez más, se convirtieron en achuchones cálidos todos los días, en todo momento. Óscar pasaba el brazo por los hombros de Irwin casi las veinticuatro horas del día, no por capricho (en realidad sí), sino porque así ambos se daban calorcito mutuo, sobre todo en los pasillos, con una ventilación gélida que les congelaba hasta los huesos. La mayoría de las tardes después del gimnasio se las pasaban en la habitación de uno o de otro, y en su mayoría los dos acurrucados el uno contra el otro sin realmente preocuparse mucho por lo que Adam pudiera decir en caso de que estuvieran en la habitación del castaño, y en caso de que Adam estuviera en dicha habitación, claro está.
Aquella vez, dio la casualidad de que estaba con un par de chicos en las canchas, Irwin le había aconsejado que se abrigara, sobre todo con ropa cómoda y que tuviera cuidado con el frío o se resfriado, y que luego se diera una ducha caliente, y su hermano le hizo caso ni en media palabra. Luego tendría un resfriado y se quejaría todas las noches...
Óscar se reía por las réplicas de Irwin y la indiferencia de su hermano menor. Cuando se quedaron a solas, Irwin dejó escapar un suspiro derrotado y dejó caer la cabeza contra la del moreno, el cual estaba acurrucado contra su hombro. Aquel suspiro casi había sonado como una rendición, como si fuera un suplicio discutir con su hermano porque los resultados siempre serían los mismos, y aunque ciertamente era frustrante que Adam fuera tan indiferente a lo que a su salud respectaba, si teína que admitía que era adorable ver a Irwin comportarse tan protector con él.
- Me drena todas las energías...- ahogó un suspiro.- Al final voy a entender porque mi padre está tan estresado cada vez que se plantea hablar con él...- a Óscar se le escapó una carcajada entre dientes.
Irwin centró sus ojos en él, y sonrió enternecido, había rodeado su cintura y lo acurrucaba, acercaba y quedaban en una posición y distancia tan íntima que era imposible no perderse en la belleza de aquellos ojos avellana, eran simplemente perfectos a su punto de vista.
- Quería irse de la habitación, lo estábamos estresando con nuestra ternura, tenle un poco de compasión a tu hermano
- ¿Oh? ¿Nosotros lo estábamos estresando a él? ¿Y él a nosotros qué?
Óscar sonrió.
- Mira el lado bueno, ahora estamos a solas y nadie nos molesta, ni ahora, ni dentro de...- revisó el reloj en su muñeca.- dos horas... No te quedes dormido.
- No te quedes dormido tú.
- Pues deja de ser tan cómodo y calentito.
- No puedo hacer eso...
- Pues entonces no digas que no me duerma...- sonrió triunfal, sobre todo al ver a Irwin rodar los ojos, y enterró nuevamente la cabeza contra su hombro.- Echaba de menos abrazarte y estar acurrucado a tu lado...
- Yo también te echaba de menos... Sobre todo poder acurrucarme en tu cabeza, o tener estas pequeñas conversaciones... Lo que sea por tal de tener tu calor a mi lado y no el frío de una pantalla con la posibilidad de tener malas conexiones en un momento dado...
- No fue culpa mía que se fuera la luz.
- No, pero sí nos cortó el momento tierno...- Óscar se rio entre dientes y perdió su vista en los muelles de la la cama de arriba.
Hubo un momento de silencio cálido acompañado de un pequeño beso en su frente que se sintió genuino y relajante. No pudo evitar ronronear y levantar la cabeza lentamente.
- Quiero besarte horriblemente ahora mismo.
- Llevas conteniendo esas ganas desde la primera semana.
- Desde el primer momento que te vi.
- ¿En el comedor?- Óscar negó.
- Cuando llegasteis... Sentado en la silla de madera cruzado de brazos, enfurruñado y haciendo un berrinche como un niño pequeño...- Irwin sonrió un poco y después negó con la cabeza.- Desde ese momento he querido estar en tus brazos y tenerte en los míos.
- No puedo creer que te enamorases de mí solo con ese vistazo.
- Tienes ojos bonitos, expresivos, cálidos y llenos de vida, aunque tuvieras tus cosas que esconder... Con solo un vistazo me pareciste la persona más hermosa del mundo, y con nuestra primera conversación ya quería lanzarme a tus brazos y no soltarte nunca más...
Irwin sonrió un poco, enternecido.
- Ahora sí que no te voy a dejar escaparte de mis brazos...- Óscar se acurrucó más contra él, pasando una pierna por encima de su pierna, y frotó la cabeza cual felino cariñoso contra su cuello, y suspiró relajado. Irwin apoyó su mano libre sobre su pierna.- Por cierto... Me he acordado de traerte una cosita...- Óscar subió los ojos de inmediato.
- Dime que son galletas con pintitas de chocolate, porque si es eso, te como a besos ahora mismo.
- Hmm... No.- negó lentamente mientras movía la pierna del moreno para enderezarse, Óscar se sentó de un brinco, cruzó las piernas en la posición del loto, y movió sus piernas cual mariposa, en un tenue vaivén inquieto y emocionado.- Pero ya sé lo que traeré para la próxima vez...- los dos se rieron entre dientes.
Irwin se levantó de la cama, soltando un suspiro y buscó en la maleta, moviendo las prendas de lado a lado, había dejado aquello guardado en la maleta para recordar que estaba allí, y, de hecho, cada vez que abría la mochila para dejar la ropa sucia, se encontraba con aquel pequeño presente guardado en un apartado de la la misma. Sonrió orgulloso, de espaldas al moreno, inspiró profundamente, aquello lo escuchó Óscar, y se movió un poco impaciente, levantándose de la cama y acercándose al castaño, pasando sus brazos por debajo de sus axilas y apoyó su barbilla en el hombro del moreno.
- Que impaciente...- susurró Irwin.
- Sí... Me tienes en ascuas...- se quejó haciendo un puchero.
Lo soltó. Irwin se giró hacia el moreno, le sonrió y le tendió aquella tela, poco después dándose cuenta de que era una camiseta. Óscar abrió los ojos en shock al tener la prenda entre sus manos, abrió la boca al procesar lo que estaba viendo y lo que acababa de pasar.
- ¿Es la camiseta?
- Es la camiseta...- confirmó asintiendo con la cabeza.
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ES LA CAMISETAAAAAA
Ustedes ahora mismo: ¿Qué camiseta? ._.
Lqldkakjsjsja okay, no sé porque me imaginé eso xD
¿Recuerdan aprox al inicio cuando se están conociendo mejor que Irwin le habla de una camiseta que en los tirantes tiene trozos de tela cosidos por él en los que está la bandera pan? ¿Y que Óscar le hice que le estaría tener una e Irwin le dice que si se acuerda, se la dará porque de todas maneras ya no la puede usar?
Pues es esa camiseta.
Me hacía mucha, mucha, mucha ilusión este capítulo 🥺🥺🥺
A nivel simbólico todo está ahora mismo muy 🛐✨🥺
Adoro a estos dos demasiado 🥺✨💕
Aquí las opiniones ----------->
Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo
Bye~
By Silvia Line
[1226 Palabras]
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62.- El internado (Gay / Homosexual)
RomansaIrwin Fernández Brown es un joven con una adicción notable hacia la tecnología, rebasando los límites de horario de sueño, y en su mayoría esta adicción se debe a un intento desesperado para arrancarse un fantasma del pasado que no piensa dejarle ir...