Capítulo 4: Página en Blanco

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10:00 de la mañana, 15 de septiembre.
Me desperté muy nerviosa por ir al nuevo instituto.
Me Levante de la cama de un salto y me dirigí al baño. No tenía tan mal aspecto pero aun así me acicalé bastante.
Me fui a mi habitación, hice la cama me puse la ropa que ya tenía elegida desde hace una semana, una camiseta blanca de tirantes, unos pantalones negros y unas sandalias blancas.
Bajé a la cocina y me tomé unos cereales de chocolate.
Mi madre me dijo: estas nerviosa? Sabes a donde tienes que ir?
Afirmé y volví a hacerlo. Aun así, siguió durante todo el camino al nuevo instituto.
Al llegar allí miré la lista y me había tocado en la clase de 2°A-estaba en el aula 115-y en la lista reconocí un nombre que me sonaba de algo Alejandro. Entré Por una puerta de cristal  y subí por las primeras escaleras que encontré, busqué el aula 115 pero me perdí, así que pregunté a un chico alto de ojos marrones y pelo negro, pronto él me dijo el aula que tu buscas está en la ESO. Esto es bachillerato. Noté en sus palabras como reía así que salí de aquel edificio como pude y vi que fuera había un montón de personas.
Cuando tocó el timbre subimos todos y vi dos aulas con ese número. Así que a una de las chicas, que conocía porque era prima de una prima mía, le pregunte la clase y me lo confirmo.
Luego, tres chicas se acercaron a mi. Una era morena, con el pelo rizado y gafas; otra era rubia, pelo rizado y gafas; y la última era castaña, también con el pelo rizado y gafas. Pensé que tendrían que tener alguna relación familiar puesto que eran casi iguales.
Hola, me llamo María! Eres nueva?. Me dijo la chica rubia, tímidamente Asenti. Ella me presento a las demás. Me dijo que la chica morena se llamaba Sonia y la otra Belén.
Sonia, siéntate tu con ella. Yo me voy a poner con Belén. Dijo María.
Me pregunto que como iba en las notas, cosa que me extraño mucho y me daba vergüenza decir, puesto que había repetido 2° de La ESO a causa de mi accidente. El día de Andalucía de ese mismo año, tuve un accidente con una moto y desde entonces tenía un impedimento en la rodilla.
Un hombre de unos 36 años abrió la clase, supuse que era el tutor.
Sonia y yo nos sentamos en primera fila y mientras pasaba lista escuche otra vez el nombre de Alejandro Garcia. Cuando miré hacia atrás vi que era un chico que había estado en mi antiguo instituto y tiempo atrás me había insultado y mirado mal.
El tutor nos colocó a Sonia y a mi atrás del todo, detrás de Natalia, la prima de mi prima, y otra gente más que sus nombres desconocía.
Sonia me explicó que no solía hablar mucho y yo le dije que tampoco -cosa que no era verdad, pero no tenia ganas de hablar puesto que era muy tímida-.
El día transcurrió así, lleno de timidez. Lo que yo temía era al siguiente día, con quien me iría a la hora del recreo...

Sintiendo tu CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora