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10 de mayo de 2021
Escuela Primaria SY, Gangnam-gu


Llevé la mirada a Jung cuando el aire finalmente se detuvo. Agarré los mechones que me cubrían el rostro, y sin dejar de verlo, me los pasé detrás de la oreja. Tras retirarme los lentes oscuros, los cuales habían sido incapaces de ocultar mi identidad, elevé la mano con cierta rigidez para devolverle el saludo.

En cuanto el joven paró en seco, su característico hoyuelo se asomó en su mejilla. Le dediqué una forzada sonrisa, desconcertada por su presencia, e hice una leve reverencia desde mi asiento. 

Mantuve la cabeza inclinada por un par de segundos, sin saber qué hacer ni cómo actuar. Aunque el ruido en el exterior había incrementado considerablemente, era incapaz de ignorar el retumbar que provenía desde el interior de mi pecho.

Estaba nerviosa, demasiado.

Y, sobre todo, sentía que había sido descubierta cometiendo un delito.

La simple idea de que Jung podría haberme seguido hasta aquí, después de observarme actuar como una completa acosadora, me llenó de vergüenza. Me sentía como una fugitiva que acababa de encontrarse con un callejón sin salida.

Si la doctora Han me hubiese pedido hacer una lista de las personas a las que debía evitar en este evento, el nombre de Jaehyun ni siquiera se me hubiese cruzado por la mente. Y aunque me causaba desconfianza nuestro encuentro, no era el momento para ponerme a crear teorías sobre su inesperada presencia. 

Debido a mi falta de previsión, estaba en una situación crítica. 

No podía reunirme con Su Yun-ssi, pero tampoco podía huir de él. 

La única manera de no convertirme en una sospechosa era dejando que la conversación fluyera, de preferencia con naturalidad. Así que, poniendo en práctica los consejos de oratoria de Youngji, me aclaré la garganta para preguntar:

—¿El ensayo salió bien?

Observé el paisaje detrás de él, evadiendo descaradamente sus ojos. Quizá el tono rígido con el que había pronunciado cada palabra no había sido el más adecuado para esta situación; lo supe cuando una ligera risa se escapó de sus labios.

El calor se apresuró a invadir mis mejillas, pintándolas de un intenso color carmesí. Volví a su rostro, que parecía que en ningún momento había dejado de ver el mío, y carraspeé. Cortando por segunda ocasión nuestro contacto visual, me llevé las manos a los pómulos para combatir lo ardiente de la piel con lo frío de mis palmas.

—Salió mejor de lo que esperábamos —Su respuesta estuvo acompañada por el sonido de sus pasos—, pero ha surgido un pequeño problema.

El aroma de su perfume no tardó en mezclarse con el aire que respiraba; presté atención a su fragancia, la cual rebozaba de calidez y dulzura, al grado en el que amenazaba con embriagarme con lentitud. 

Búscame | Jung JaehyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora