Parece un demonio

Capítulo 5

Toque la puerta y podía sentir la mirada de todos detrás de mí, al entrar el joven que todos temían no levantaba la vista de su Tablet y comento —eres la que creo el video verdad, ¿por qué pusiste ese fondo? — pregunto aquel chico que con ese tono a cualquiera da miedo

—Ah... eso, para lo que los vean lo relacionen con la empresa — esa es la idea en general

—Me gusta tu creación —no quitaba la mirada de su Tablet —Quiero que trabajes aquí — en vez de una pregunta era como una orden, lo peor que seguía trabajando mientras me hablaba, parecía una persona muy ocupado y un demonio por su manera de hablar además no hacia ninguna expresión.

—No, gracias — y por fin levanto la mirada, esos ojos color de miel me miraron fijamente y waw que eran hermosos, pero no importa debo irme es un demonio —si eso es todo me iré — agregue queriendo salir del lugar

—Eres la chica de ayer — intente ignorar ese comentario

—ah... cierto vine antes de las doce así que no puedes despedir a nadie — por si le ocurría hacerlo

—Si al parecer eres ella, ¿no trabajas aquí?

—No — camine a la puerta

—Es una buena oportunidad lo sabes

—puede serlo o tal vez no, con permiso — abrí la puerta y podía sentir su mirada fijamente en mí, no le di mucha importancia y salí de su oficina al menos eso ya acabo no creo que lo vuelva a ver.

Me fui al estudio y encontré a Daret entretenido con unos papeles, me fui a su lado y comento —Zol debemos de hacer una edición

—¿para? — pregunte no sabía que tenía que hacer una

—para el concurso — cierto lo olvide, mierda que cerebro que tengo

—Ok — le dije recostándome en la silla

—Comencemos entonces, porque es hasta mañana para enviar

Empezamos nos llevó toda la noche, lo desarrollamos Daret, Jhess, Vania, Emanuel, Dario y yo, le mandamos al amanecer, la edición al correo indicado. Estaba muy cansada, dormí un poco en el sofá del estudio. Cuando desperté me fui a la cafetería de Marck

Al entrar, me fui a la barra y pedí un café —día pesado — me dijo Marck al verme

—No, fue noche pesada

—Siempre haciendo de noche las cosas, pareces conejo

—Podría serlo

Me sirvió un café súper cargado para despertarme lo sé es malo pero bueno para despertar es bueno al menos a mí me sirve, cuando estaba terminando el café escuche a una chica decir fuerte —No — volteé a verla, al parecer la rubia estaba discutiendo con alguien y de pronto le lanzo agua al chico con quien conversaba. Lo mire directamente y me di cuenta que era el jefe de Daniel, pero había algo diferente en él.

Marck me saco de mis pensamiento diciéndome —pobre siempre pasa lo mismo

—¿Qué?

—Ella siempre termina lanzándole agua

Volví a mirar a la mesa en donde vi a la chica y ella ya se había ido, él estaba aún sentado ahí, su semblante era de una persona muy triste. Marck se le acercó y le dio una toalla para que se secará. Al levantarse nuestras miradas se cruzaron, rápidamente mire a otro lado diablos si parecía muy triste.

Marck volvió a mi lado diciendo —cuando volverá a sonreír

—¿Ese demonio sonreía? —comente sin pensarlo

—Se llama Yun, no demonio — me regaño

—Oh...

—Siempre se sentaba en esa mesa con sus amigos — me señalo una que estaba cerca de una ventana de fierros y plantas

—Y

—Hace tres años no lo hace y solo aparece con ella chica y termina así

—Que lastima

—Ah... cierto Rodrigo me dijo que le llevaras su refrigerio, te aviso

—Eh — le mire

—Revisa tu celular — le saque de uno de los bolsillos de mi mochila y habían unos cuantos mensajes y entre ellos estaba el de Rodrigo

—Cierto — murmure

—Toma te debe estar esperándome — puso una lonchera de comida sobre la mesa

—A la orden jefe — le sonreí tome la lonchera con comida y me fui

Llegue al hospital en donde trabaja, al entrar le llame, para poder localizarlo más rápido. Me contesto y me dijo que lo espere cerca de recepción que pronto llegaría.

Habían muchas personas hoy día, al parecer había habido una emergencia por eso Rodrigo no podía salir a almorzar como él quisiera, además que la comida del hospital no le gustaba mucho, era un poco quisquilloso con su comida.

Lo estaba esperando mientras Ana que era enfermera aquí se me acerca —esto es muy cansado — se quejó poniendo sus brazos sobre la mesa

—toda la noche

—Sí, mucho que hacer

—Oh... a cuantos ayudaste? — ella era una buena enfermera

—A muchos, pero algunos reniegan y reniegan y nunca se cansan — comento un tono cansado

—Esas son las que más paciencia se tienen que tener

—Sí — me miro haciendo un puchero

Antes de poder contestarle apareció un chico en silla de ruedas muy enojado en el pasillo, riñendo a la enfermera que le estaba asistiendo, le mire y Ana comento —por ejemplo ahí esta uno

—Que terrible — dije mientras miraba al joven

—Siempre después de salir de esa sala sale con ese humor

Le mire y se le cayó un papel que estaba en sus piernas y grito, atrayendo la atención de todos de nuevo

La enfermera lo recogió se lo dio y él le volvió a tirar al suelo, demonios en serio

—No ya no lo quiero — dijo enojado el joven que no se veía de más de 30 años

Y como la curiosidad siempre me gana me acerque a recogerlo — eso es mío — dijo el chico

—No que no le querías — estaba mirando el papel y pude ver que eran unos análisis

—Niña metida — comento muy molesto

—uhy que viejito — murmure

Me miro molesto —como te atreves — se le podía ver lo enojado que estaba

—No importa lo enfermo que estés no puedes tratar de esa forma a las personas — comente mirándolo

—Y que —replico con enojo

—Ella intenta ayudarte tonto — le extendí el papel

Miro a otro lado —entonces lo botare — y lo tomo

—Zol ¿qué haces? — pregunto una voz desde atrás

—Sacándome de quicio — comento el chico, me voltee y era Rodrigo parado mirándome frunciendo el seño

—Zol — me miro cruzando los brazos

—él estaba siendo malo con las enfermeras — me defendí

—Jhon — el pelinegro no dijo nada y miro a otro lado

—Cuantas veces te dije que eso no te ayuda en nada — Rodrigo miro amablemente a la enfermera —yo le llevare —y se colocó detrás de las sillas de ruedas

Ella se retiró y mirándome me dijo —Vamos

—Mejor te espero aquí — comente para que no me riñera

—Zol — ese tono de voz decía que ni lo piense

—ok voy — no funciono y encima se enojó más lastima por mi.