La noche parece resultar un fiasco no merecedor de tanta predisposición, pero no hay ningún otro responsable además de Clara; ella ya sabe que salir con esta gente nunca funciona, sin embargo continúa haciéndolo. Y así terminan sus planes, dando un giro de sesenta grados, o tomando el célebre trago Nirvana- que de hecho es monstruoso- del ilícito bar , y de cuestionables propietarios de la zona, "Apolo".
-Lo peor es que el forro de Tincho debe estar todo mamado bailando en la playa- reflexiona Jero, aspirando de su pajita las últimas gotas de su trago- Es un asco esto.
-Tendríamos que haber probado entrar- dice Mica, casi dormida, con el costado de su cabeza recostada en el hombro derecho de Fran.
Están los sobrevivientes de la noche sentados en círculo sobre un escalón de la entrada del bar. Recién son las cuatro de la mañana. La gente todavía camina por las calles y Apolo no es ocupado únicamente por ellos; hay un grupo de treintañeros sentados en una de las mesas de la parte de afuera del lugar marcando su presencia con unánimes carcajadas repentinas. En otra de las mesas hay algunas chicas, no tan grandes, hablando con algunos hombres, bastante más grandes; ellas también ríen, pero sin ruido y sin brillo pupilar. Finalmente, están parados en una esquina un grupo de jóvenes, como ellos, menos cansados y más sonrientes.
-Yo te tenía fe- dice Fran, mirando a Clara, despertándola de sus juicios- Pensé que la comprabas.
-No quiero hablar de eso- responde jugando con su vaso vacío y suspira- No entiendo cómo Martín nos invita a su cumpleaños sin organizar nada.
-¿Organizar qué?- pregunta Nico mientras lidia con su sobriedad, acariciando el pelo con olor a alcohol de Gina, que duerme (o eso intenta) con la cabeza recostada sobre el regazo de su novio.
-No sé, algo. Yo pensé que esto era una previa eterna y resulta que al final veníamos acá. Nos dejó a todos tirados.
-Ya está, no importa- aclara Jero- Tincho es así, ya lo conocés.
Tincho es así. Para algunos es tan fácil salirse con la suya siendo así. Clara ya sabe que sus amigos son fieles admiradores y defensores del chico que a ella le gusta- y a su vez detesta- pero insististe en encontrar alguna oportunidad para marcar sus errores y que ellos coincidan con ella. Sin embargo jamás lo logra. Y lo que más le molesta es enamorarse de un chico que es así. De un chico que nunca se preocupa por nada, que no espera nada de nadie, que nadie espera nada de él; porque ella sí espera, Clara siempre espera algo de Martín, pero a su vez no pretende nada, porque lo conoce, ya sabe que él es así. Egoísta, calculador, despreocupado, así.
La noche termina semejante a aquellas películas abundantes en guion mas no en trama; al menos eso cree la protagonista ahora. Quiere hacerse creer que ya ha olvidado aquel previo intercambio con ese chico Santino, y evitar el hecho de que está volviendo a su casa con un nuevo contacto en su teléfono (más tarde también en su corazón). Estuvo tan poco ocupada-mentalmente- durante la madrugada, que siempre logró encontrar un lugar en su memoria para recordar al hombre que la espera en su casa, tal vez semidormido, tal vez despierto. Excepto cuando conoció a Santino; en aquellos veinte minutos no pensó en Enzo ni por un sólo segundo. ¿Él también pensará en ella tan exhaustivamente?
Clara encuentra la ventana de su habitación abierta, tal como la dejó antes de irse. Entra a su cuarto y cierra las cortinas; afuera ya es de día hace rato. Se saca las botas haciendo un silencio limitado y tira el vestido abajo de la cama. Se viste con la misma ropa que cenó hace unas horas en familia y se apunta al baño. Se lava las manos y se mira al espejo. Tiene el pelo horrible, húmedo; se le forman algunas ondas que no resistieron al producto tóxico que Mariana le aplicó hace unas semanas para alisarlo. El resto de labial había quedado como obsequio en el vaso del bar y el rímel perduró lo que puede perdurar; poco. Los ojos abajo de esta luz parecen verdes y enormes, aunque seguramente Santino los haya visto marrones y más pequeños. Clara está intentando verse como él la vio. ¿Por qué hace eso? no se conocen. No lo conoce como a Martín, como a Enzo. Intentó cagarle una entrada. Tiene algunas pecas al rededor de su mejilla y de su ojo derecho, algunas otras en el centro de la nariz. ¿Habrá prestado atención al lunar que tiene sobre el labio? Le ha remarcado reiteradas veces su color de pelo. Igualmente a Clara no le importa, piensa. No va a volver a verlo, piensa. ¿Debería ir a saludar a Enzo? ¿O a ver si sigue despierto? ¿A agradecerle, capaz?
Vuelve a su cuarto, estira las sábanas y se acuesta en su cama. Apenas agarra el celular siente un golpe en la puerta, casi más sensorial que auditivamente. No responde; las opciones son limitadas. Su madre jamás tocaría la puerta y Julián entraría tras avisar con dos golpes su presencia, sin embargo aquel individuo no se atreve a pasar sin antes recibir la aprobación. Evidentemente es Enzo. Clara se levanta y abre una hendija de la puerta, confirmando que es él. Tiene la mirada cansada, aunque se nota que algo estuvo durmiendo. El pelo negro rebelde, los ojos chinos y la sonrisa casi completa al verla devuelta en la casa. Está de brazos cruzados frente a ella, sin pretender dar un paso hacia la habitación, aunque Clara tampoco se anime a ofrecerlo.
-¿Cómo te fue?
-Mejor no te cuento- dice ella, sonriente (no por lo que le cuenta sino por el hecho de comentárselo a él, como es usual en ella reírse cuando hablan incluso aunque no tenga motivos para hacerlo). Él la mira, sin dar respuesta- ¿Qué tan culpable soy de tu desvelo?
-Un siete de diez, ponele- responde junto con una risa- Bueno, ahora sí voy a dormir, si no te jode. Vos podés hacer lo mismo- Clara asiente- Pero mañana me contás qué onda, ¿estamos?
Clara asiente y lo mira, todavía con una sonrisa. Si no fuese por lo que le dijo, él creería que ella tuvo la mejor noche de su vida. Enzo se acerca y la saluda con un beso en la mejilla, atrás de un "Descansá Clarita". Ella no responde, sólo lo mira salir de escena y cierra la puerta. Ningún otro tiene ese poder. Ningún otro es así, así como lo es él.
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Nena Boba- Enzo Fernández
RomanceEnzo eligiría a cualquier chica menos a la hermana de su mejor amigo. Pero él sabe que no puede manejar al corazón en este tipo de cosas; no es un hombre de cabeza.