Intocable

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La pelota rebota sobre el chico y Daniel la recibe llevando adelante la jugada; el resto corre a la par, intentando alcanzarlo. Da un pase a su diagonal y le vuelve, como un magnetismo, justo hacia donde su velocidad le permite llegar. El toque llega a su cúlmine en el último pase despersonalizado y el grupo entero se avalancha sobre la pelota, revolcando arena que cae sobre las chicas de enfrente que, semi recostadas y apaciguadas, ríen ante el revuelo desconocido. Aunque en frente suyo hayan cinco varones obstruyendo su tranquilidad, la rubia sólo mira a Daniel, y él sólo la ampara a ella. Y la cámara, como si supiera la forma en la que funcionan el amor y la vida, se olvida del resto de los personajes; sólo los vemos y sabemos de ellos. La pelota recae en manos de ella. La lanza al aire y Daniel, sin dejarla caer en la arena, hace algunos jueguitos con ella. El resto de las amigas se aleja, y más tarde ella hace lo mismo. Daniel le pide disculpas, pero no es para tanto porque él sonríe y ella también.

-¿Qué pasa?- grita Clara en un tono tedioso, alargando la A final. Supone que, como es miércoles y son las dos de la tarde, únicamente Enzo o su hermano podrían estar tocando su puerta (aunque ya es sabido que sólo uno de ellos conserva estos modales)

Él abre la puerta, asomándose. Se ríe de Clara que, desde su óptica, está acostada (destrozada) en su cama con los auriculares y la computadora encima de su estómago. Sigue con las cortinas y ventanas cerradas a pesar de ser el día más soleado del mes. Enzo, en su contrario, tiene el pelo empapado, así como su pecho al descubierto; caen gotas por su cara y por todo su cuerpo. Está descalzo, tiene una malla puesta y sostiene un toallón en su mano derecha; el mismo toallón que ella suele usar para bañarse o para ir a la pileta, ahora que lo observa en detalle. Lo escanea con tan poco disimulo, como es usual entre ambos, que teme a parecer una maleducada frente a él. Pero no puede hacer otra cosa; es casi una necesidad.

-¿Te parece bien ser así?- dice Enzo, casi burlándose. Y mientras lo dice se acerca hacia donde está ella, luego de cerrar la puerta- Con lo lindo que está el día, mirá- agrega, abriendo las cortinas y una hendija de la ventana.

-¿Qué te hice para merecer todo esto?- solloza Clara, metiendo su cabeza en el hueco entre la cama y su pared, escondiéndose. Enzo se sienta en la cama y al instante cambia de posición, acostándose al lado de ella.

-¿Cuántas veces viste esta película?

-Muchas- dice Clara, recomponiéndose y ojeando a Enzo, que está más cerca de lo que acostumbran a estar. Él toma uno de los auriculares y ahora ambos están mirando la película.

-Tu hermano también rompía las bolas todo el tiempo con Karate Kid- Daniel le enseña a Ali a hacer jueguitos. Simultáneamente, Johnny se roba la escena, llegando con su moto- Veo que es de familia.

-Sueño todas las noches con este hombre- confiesa Clara ante la aparición de Lawrence quien, ya enfadado, se acerca a encarar a Ali.

-Tiene toda la facha.

-Es re parecido a vos, ¿viste?- dice Clara, burlándose, pero cuando lo asimila se arrepiente. ¿Qué tiene que ver que Johnny Lawrence, su amor platónico de la infancia, sea el contrapuesto de Enzo? ¿Interpretará él que, inconscientemente, Clara hace tal chiste porque él también es el chico de sus sueños imposibles?

-Bueno pero yo tengo lo mío- aclara Enzo, riéndose del comentario de la joven. Clara respira- ¿Cómo te fue ayer?

-Mal- responde ella, después de tomarse su tiempo y suspirar ante la pregunta.

-¿Posta?- pregunta y se acomoda, concertado, sosteniéndose en sus antebrazos sobre en la cama; recostado y mirándola casi de frente- ¿Qué pasó?- Aunque no está mirando la computadora, encuentra la manera de presionar la barra de espacio con el dedo índice para pausar la película. Pero Clara se la sabe de memoria.

Johnny, de cuclillas en la arena y con el estéreo de radio entre ambos, insiste en discutir con Ali; mientras tanto ella lo ignora, pretendiendo que él desaparezca y la deje tranquila con Daniel.

-¿Qué hacen?- Julián entra a la habitación, sin avisar ni tocar. 

-Me está molestando- dice Clara mirando a su hermano. Enzo gira su cabeza para unirse al chiste, aun recostado en la cama, y se ríe.

-Le quise decir que venga a la pileta- explica Enzo, todavía con una sonrisa por el comentario. Sin embargo, la postura de Julián, que aún los observa desde el margen de la puerta y con poca expresión, lo ubica en tiempo y espacio. Entonces deja de reírse y se da vuelta por completo, sentándose en la cama; se acomoda lo más lejos que puede de la hermana de su mejor amigo. Todavía rozan el brazo de Enzo y la pierna de la joven, porque lo que él puede separarse es realmente poco. Se genera un silencio sucinto en el que Enzo se pone serio y se carcome la cabeza con ideas que nunca antes se había replanteado (o al menos ahora, en una situación casi crítica, se intenta convencer de aquello)- Pero la agarré mirando Karate Kid y yo nunca la había visto.

-¿Nunca viste Karate Kid?- reaccionan en unísono. Enzo levanta los hombros y niega con la cabeza, inocente. Julián se anima a entrar a la habitación y se sienta cerca del borde de la cama. Enzo respira.

-¿Venís un rato a la pile?- le dice Julián a su hermana, desenfocando a Enzo de la escena. Él la escanea y se adelanta a su respuesta- ¿Por qué estás tan matada? Son las tres de la tarde.

Clara mira a Enzo. Él se ríe, como si desconociera la razón por la que ella está así. Pero ahora ambos observan al chico buscando una respuesta. Julián parece confundido, casi ofendido, aunque hace media hora estaban tomando sol en el borde de la pileta y hablando de sus cosas, como siempre suelen hacer. Parece estar a la defensiva. Y Enzo siente culpa, aunque él no haya hecho nada; porque él jamás haría nada. Nada que lo lastimara, nada que lo ofendiera. Sólo si Julián leyese su inconsciente podría estar tan enojado con él.

-Andate a cagar, pelotudo- responde Clara, ahora dirigiéndose a su hermano- No estoy matada.

Julián sonríe, por primera vez en su aparición, y pide perdón. Clara se niega a acompañarlos pero irá más tarde; mientras tanto termina su película. Enzo y Julián siguen con lo suyo, como antes. Y aunque el cordobés todavía no haya aprendido a leer mentes, a Enzo lo conoce como a la palma de su mano. Se ha estado intentando convencer de que lo que cree es una locura, de que está perdiendo la cabeza, de que solamente se está persiguiendo con ideas insensatas, pero su conversación del otro día con Emilia en la cocina le tocó una fibra que hasta el momento desconocía; su hermana es intocable.

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⏰ Última actualización: Oct 19, 2023 ⏰

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Nena Boba- Enzo FernándezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora