Cual dictador

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Apenas llegaron a la casa confirmó que absolutamente todos salían hoy. Primero las recibió un chico alto y flaco de lentes de sol que sostenía con una mano una botella de Corona y en la otra, la puerta que las invita a entrar. A Clara le suena del club de fútbol, pero no lo conoce. Estaba entusiasmado y bastante entonado, trató de elaborar un saludo pero se tragaba todas sus palabras a la mitad; ¿tan tarde habían llegado?


Sí, habían llegado bastante tarde. Atravesaron la casa del amigo de Martín, era bien espaciosa y moderna, había cuadros por todas partes; cuadros de frutas, de perros, de paisajes. La oscuridad no permitía dar una buena visión del lugar, pero no importaba, el destino era el patio de atrás. Ahí estaban todos. En la primera persona que posaron sus ojos fue en Ramiro, su mejor amigo.

-¿Cómo estás Claritaaa?- dijo y la abrazó, rodeando sus brazos por el cuello de ella; ya estaba borracho- Llegaron justo.

-No podés tener el pedo tan fácil Rama- responde Clara mientras se acerca a saludar al resto y Ramiro la acompaña. Se toma su tiempo en abrazar y molestar a cada uno porque no se ven hace bastante- No llegamos tan tarde, ¿no?

-Nos estamos por ir- dice Jero- Menos mal que ya están acá.

-¿A dónde?- pregunta Clara, mirando a Luna, ambas confundidas.

-A Soul, están todos allá- responde el rubio, como si fuese algo obvio. Ninguno de ellos fue nunca a Soul, de hecho es un boliche nuevo, sin embargo ya es bastante conocido. También bastante caro y bastante cheto.

-¿No era una previa eterna esto?- cuestiona Luna ante el reciente cambio de idea.

-Sí pero viste cómo son los chicos, dijeron de ir entonces vamos a probar qué onda.

-Yo no tengo entrada, vayan ustedes- agrega Clara, sin mostrar frustración.

Aunque de hecho sí lo está, pero no va a decir nada al respecto. No tiene ganas de arruinar la noche de todos con sus quejas. Pero tal vez si le hubiesen anticipado esto antes, habría evitado molestarse tanto en escaparse de su casa, y se hubiera ahorrado hacerle perder el tiempo al mejor amigo de su hermano. ¿Qué estará haciendo él ahora?

-Vos vas a venir con nosotros- dice Nico, estirando su mano hacia ella con un vaso de Newell's lleno de jugo y vodka- Ninguno tiene entrada para Soul.

Clara no responde. Acepta el vaso pero antes se toma el tiempo de analizarlo y luego mirar a su amigo con cara de asco; no por el alcohol, sino por el club. Entre los dos se entienden. Sin embargo a Clara le está costando mucho comprender la idea que sus amigos tienen de la noche.

-No entiendo- declara Luna, hablando por Clara.

-Las vamos a comprar a la entrada del boliche- explica Jero, dando por hecha la actividad, como si fuese algo evidente, algo que intentan todos los findes de semana (de hecho ésta es la primera vez).

A Clara le parece una pésima idea, al igual que a Luna; también a Jero, a Nico (a Rama no le importa). Pero ninguno va a cuestionar los planes de Martín y sus amigos. Al fin y al cabo son ellos los que conocen mejor la vida nocturna y por lo tanto, los que se encargan de organizar todo como quieren.

Mientras Jero le explica a Luna porqué las entradas en la puerta son más baratas, Clara se retira del círculo. Toma un par de sorbos de su vaso, porque una vez que le convidan se los adueña, y para su sorpresa el trago está aceptable; ni tan puro ni lleno de jugo. Camina por el pasto del jardín, el lugar no es enorme, pero sí es bastante grande para la cantidad de gente que hay allí. Son aproximadamente ¿veinte, veinticinco, treinta personas?

Clara apoya su cuerpo en el farol que ilumina el lugar y se dedica a escuchar lo que sus amigas dicen. Están hablando del partido de rugby que algunos de los chicos -los que no juegan al fútbol- están preparando para el domingo. Continúa tomando del vaso rojo y negro y Gina se acerca de curiosa a espiar qué está tomando.

Nena Boba- Enzo FernándezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora