Se conocen de memoria

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A Enzo le cuesta horrores arrancar el día madrugando. Está tan mal acostumbrado a trasnochar que, una vez que comiencen los entrenamientos va a necesitar hacer un esfuerzo sobrehumano para volver a levantarse temprano.

Con Clara sucede algo similar. Ahora, estando de vacaciones, es más lo que vive de noche que de día. Pero para desgracia de ambos búhos, existe Julián, que no sólo es un aficionado por comenzar el día a las ocho de la mañana, sino que también desayuna, almuerza, cena y se duerme temprano. Entonces es imposible convivir con él, excepto que uno intente llevar adelante una rutina productiva, en ese caso, Álvarez sí es el mejor compañero.
Clara hace ya bastante dejó de seguirle el ritmo a su hermano, pero a Enzo la situación lo desconcierta; están de vacaciones, él quiere descansar. Dormir en el living de la casa no lo favorece en lo absoluto, ya que lo deja obligado a despertarse cuando su mejor amigo lo hace. Si bien éste trate de no hacer mucho ruido, la máquina de Nespresso y la luz del día que se asoma por el ventanal le bastan para arruinar su sueño por completo.

-La puta que te pariooo- rezonga Enzo, refregándose los ojos y luego estirando los brazos.

-Despertate hijo de puta. ¿Qué haces con mi short?

-¿Eh?- Enzo baja la vista hacia donde Julián tiene los ojos puestos. Él está parado en frente suyo, sosteniendo dos tazas de café- No sé boludo, me lo dio tu hermana.

Enzo todavía sigue dormido y no entiende los planteos del chico que lo observa, inmóvil, esperando una reacción. A su vez, Julián desconoce la razón por la que su hermana le prestó a Enzo un short de él, no porque le moleste, sino porque su amigo trajo un bolso minado de ropa. Tampoco logra descifrar cuándo se lo pudo haber dado, ¿acaso ellos tenían intercambios sin él?

-Tomá- dice, pasándole una de las tazas.
Enzo se sienta en el sillón, Julián se acomoda al lado y se dedica a mirar a su amigo con una sonrisa; Fernández es muy cómico en este estado.
Álvarez enciende el televisor y la hora marca que son las siete y veinticuatro. Enzo toma su café, en silencio, y le pregunta si lo deja seguir durmiendo en su habitación. Julián le dice que sí y esconde la molestia de la soledad mañanera que enfrenta a diario. Recién en una hora se estaría despertando su mamá para ir a trabajar a la escuela y tal vez en tres, su hermano. Con su hermana ya sabe que no puede contar.

Enzo camina por la casa, mitad dormido mitad despierto. Sólo tiene puesto el short blanco de Julián y recién ahora puede recordar con claridad el motivo. Hace memoria cuando pasa por la habitación de la joven, que se encuentra enfrentada a la que él se está dirigiendo; ayer se quedó hasta las cuatro de la mañana mirando el partido y hablando con Clara, sin embargo, el tiempo se le había pasado volando.

-Hermano- susurra Julián, asomándose por la puerta y dejando salir una hendija de luz. Enzo, con el sueño liviano y sobresaltado, se despierta enseguida. Lo mira a su amigo y al segundo enciende el celular. Son las doce y media del mediodía.

-¿Todo bien?- responde Enzo mientras Álvarez se acerca.

-S...sí- dice, poco convencido- Bueno, no. Apareció Emilia.

-¿Qué te dijo?

-No, no. Está en la cocina hablando con mi vieja- Enzo se levanta, exaltado, y abre los ojos como platos. Julián lo imita- Me llamó a la mañana y me pidió que le abra, dijo que quiere verlos.

-No jodas con esas cosas Julián.
Ambos miran hacia la puerta. La chica de la que están hablando acaba de entrar, sin previo aviso.
A diferencia de ellos, que la miran como si hubiese matado a alguien, ella tiene pintada una sonrisa de oreja a oreja.

-¡Hola Enzo! Tanto tiempo- dice emocionada a la vez que lo abraza. Él se lo devuelve, y le hace caras a su amigo, confundido.

-Ya está la comida lista- explica Emilia, separándose de Enzo y mirando a Julián- Por qué no la llamas a Clarita que la quiero ver.
Julián está en otro mundo, desbordado por la situación. Tras escuchar el pedido de Emilia, lo mira cómplice a su amigo. Se conocen de memoria.

Nena Boba- Enzo FernándezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora