IX - Melancolía

6 2 2
                                    

Flashback

__ Papá, ayer me prometiste que iríamos a comer helado ¿lo recuerdas? -dijo un Halan de 5 años muy emocionado dando pequeños brincos-

__ Te dije que si entrabas al equipo prebenjamin de baloncesto te compraría un helado pero no lo hiciste -dijo con indiferencia sin quitar la mirada del televisor, en el cual se transmitía una lucha-

__ ¡Pero es que a mi no me gusta el básquetbol!

__ ¡Mucho cuidado como me hablas yo soy tu padre!

__ !No! yo no quiero ir a las clases de básquetbol yo quiero ir a clases de baile.

Mi padre se levantó y de un momento a otro. Senti un ardor en mi cachete izquierdo provocado por una cachetada de mi padre, haciendo que algunas lágrimas se me escaparán de los ojos. Quería correr a mi habitación pero él me tomó del brazo abruptamente.

__ No vuelvas a mencionar esa mierda en mi casa ¿oíste? -pregunto a lo cual yo solo asenti sin mirarlo a los ojos- y deja de llorar que los hombres no lloran, ahora vete.

Corrí, corrí lo más rápido que mis pequeñas piernas me lo permitieron hasta llegar a mi habitación, a mi refugio, donde lloré a escondidas.

Fin del Flashback

No se cuanto tiempo estuve en aquella habitación, solo se que llore, llore como nunca, creó que me quede sin lágrimas de tanto que llorar. No quería moverme, no quería hacer nada, solo estar ahí, llorando, pero tenía que irme a casa o mamá se preocuparía, si me ve así también se preocuparía, ¿que iba hacer? No podía llegar en estas condiciones a mi casa.

Antes de salir de la escuela me dirigí al baño a ver si podía arreglarme un poco, vi mi ahora descuidado reflejo en el espejo, mi pelo estaba todo desordenado, sangre seca que salía de mi nariz y mi labio inferior y un moretón en mi ojo izquierdo.

Me lavé la cara para limpiar la sangre y pasé mis manos mojadas por mi cabello intentando arreglarlo un poco. Me di un último vistazo en el espejo antes de salir de allí y colocarme la capucha de mi abrigo sobre mi cabeza intentando disimular mi rostro aún con marcas por los golpes.

El clima estaba nublado, parece que se siente triste igual que yo. Deambulaba por las calles sin rumbo fijo mirando mis zapatos algo desgastados sentí como algunas gotas húmedas que caían en mi, haciéndome levantar la vista y darme cuenta de que estaba lloviendo pero no me importó y seguí caminando ahora bajo la lluvia.

Llegue a un parqué y me senté en un banco, sintiendo como la lluvia me empapada cada vez más, veía como la lluvia chocaba contra el suelo y salpicaba. 

Estaba perdiendo en mi mente, una vez más, sin saber que hacer, sin saber a dónde ir, en fin no sabía nada de mi, me sentía fuera de mí.

De la nada siento como ya la gotas de agua no caen en mi, miro hacía arriba para ver un gran paraguas evitando que la lluvia me siga mojando.

Giro mi cabeza para ver a una chica con de piel bronceada con una larga cabellera castaña que caía sobre sus hombros, llevaba un impermeable amarillo junto a unas botas de lluvia.

__ No deberías mojarte en la lluvia, te podrías resfriarte. -dijo la chica parada a mi lado-

__ ¿A quién le importa? -dije restandole importancia-

__ Pues... ¿debe haber alguien a quién le importa?

__ Tal vez -dije pensando en mi mamá-

Ojos color canela se encontraron con los míos, los ojos de aquella chica la cual aún no sabía su nombre. Vi como sus ojos se agradaban como platos y supe que era por mi moretón y baje la cabeza rápidamente.

__ ¡Oh por dios! ¿Qué le paso? -se escucha preocupada, ¿por qué lo estaría si ni me conoce?-

__ No es nada -dije evitando su mirada-

__ Venga lo voy a ayudar -insistió- venga vivo acá cerca y lo puedo ayudar, por favor déjeme ayudarle.

Al final termine accediendo y nos dirigimos a la casa de aquella desconocida.

Vivía en un segundo piso de un bonito departamento, tenía un pequeño balcón, una sala acogedora, una cocina muy bonita en realidad el departamento estaba muy bonito y muy bien amueblado. Ella se había adentrado en una de las habitaciones, mientra yo solo podía apreciar el hermoso lugar.

__ Tome debe tener mucho frío -dijo pasandome una toalla- y siéntese esta es su casa. -dijo invitandome a pasar-

Me indico donde estaba el baño y intenté secarme un poco con la toalla que me había pasado anteriormente, luego de terminar volví a la sala donde hubo un silencio instantáneo entre nosotros, no sabía que decirle, la acababa de conocer.

__ ¿Me permite? -pregunto enseñandome una bolsa con hielo la cual supe que era para el moretón y asenti con la cabeza- ¿Como se hizo eso?

__ Solo fue una pelea -dije algo avergonzado, la chica solo se limitó a asentir-

__ Quédese aquí mientras esto se alivia, yo le traeré un chocolate para que entre en calor.

No me dejó ni responder y fue a la cocina y luego de algunos minutos me extendió una taza, con chocolate caliente y tenía algunos malvaviscos flotando en él.

__ Gracias -le agradecí- usted a sido muy bondadosa conmigo.

__ No tiene, nada qué agradecer. -dijo ragalandome una sonrisa y pude notar que unos huequitos se le formaron en sus mejillas- esta lloviendo mucho todavía ¿lo puedo llevar a algún lugar?

__ No hace falta.

__ Insisto lo llevaré a su casa, y no voy a aceptar un no como respuesta.

Sabia que no tenía de otra pues algo sabia de aquella chica y es que me había demostrado que era un poco terca, pero estaba agradecido con todos sus tratos.

__ ¿Disculpe cual es su nombre?

__ Me llamo Halan.

__ Un placer Halan yo soy Jenia -dijo estrechando su mano la cual acepté-

_________________________

Nota de la autora:

Buenos días, tardes, noches o madrugadas.

Les presentó a Jenia Kirchner nuestro nuevo personaje, espero que les guste este personaje tanto como a mi.

Nos vemos el martes con un nuevo capítulo. Gracias por leer y darle apoyo a este historia.

💙

Atte: Jerianny Aileen

Atte: Jerianny Aileen

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Halan: ¿Cuándo acabará la tormenta? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora