Atrapada todos los días en la misma noche

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Paloma Smith

Mañana será mi primer en la universidad Hoffword, estudiaré derecho.
Mi vida es sencilla y aburrida, eso hace que me emocione por el mínimo evento, además, todo lo que sea fuera de mi hogar [nótese que quise dibujar las comillas con los dedos] me emociona. Digamos que mi familia no es la ideal, aunque no existen las familias ideales, a la mía no se le puede denominar cómo una común o acogedora.
Mi padre nos abandonó a mamá, mi hermana gemela y a mí, casi puedo decir que lo entiendo, mi madre es una adicta a la droga que se gasta todo el dinero en su vicio y el pobrecito tenía que sustentar a dos niñas sin un apoyo materno o femenino. Mi padre y yo siempre fuimos muy apegados, íbamos a pescar, a montar bicicletas, bromeábamos y lo consideraba mi refugio en un hogar lleno de lamentos y gritos por parte de mi madre cuando no tenía droga. Hace ocho años que se fue, sin decir a donde iba me besó el cabello aquella tarde y me hizo prometer que nunca lo olvidaría, en ese entonces yo tenía sólo diez años e inocentemente le pregunté si estaba enfermo, me dijo que si, pero que del alma. Nunca había entendido aquellas palabras hasta que crecí y la adicción de mi madre me empezó a consumir poco a poco, sus malos tratos, los hombre que traía a casa y la insensibilidad de mi hermana me envenenaron el alma. Se puede decir que soy de esas chicas universitarias que siempre están solas y no tienen amigos, que tienen problemas en el hogar y que son muy aplicadas.

¡Ah, por cierto! En estos días he estado de mejor humor porque me aprobaron la beca para la universidad. Ni mi amargada hermana, ni mi cruel madre iban a arruinarme el día.
Ahora mismo estábamos sentadas las tres en la mesa, ellas despotricando contra mi padre y yo recordando momentos bonitos con él.

—Ese hombre es un maldito, ojalá que no siga vivo— dijo Victoria, mi madre, con su cara demacrada y sus grandes ojeras. Me dolía verla así, puesto que era mi madre, pero había intentado por mucho tiempo brindarle ayuda pero ella es muy terca y débil. Empezó a mascullar para sí misma y el rostro se le torció en una mueca— Me dejó sola con estas dos mocosas. Es un imbécil, mal parido, poco hombre y ...

Siguió diciendo barbaridades de mi padre y la sangre se me subió a la cabeza. ¿Qué no se daba cuenta que el que mi padre no estuviera aquí, es culpa suya?. Todo el dolor y la rabia acumulada por estos ocho años salió a flotar cuando apreté el mantel, la gota que derramó el vaso fue cuando...

—Madre, no te preocupes, la vida se encargará de matarle poco a poco, ojalá que se haya muerto— dijo Laura, mi hermana gemela. Antes éramos inseparables, pero la partida de mi padre nos distanció mucho, ella cambió mucho.

-—¡Basta!— me paré de la silla y pegué un puñetazo en la mesa, haciendo que los tres vasos de agua se derramaran— Qué crees que hablas mamá, acaso no te das cuenta que todo es tu culpa?— hizo una mueca de desprecio— Si hubieses ido a desintoxicarte o a un médico, mi padre estuviera aquí, todo es culpa de tu maldita adicción y te la pasas parloteando y criticando a mi padre ¡Vives hablando del único error que cometió en su vida cuando tú has cometido miles y él nunca te mencionó nada!

Vi cómo todo su rostro vacilaba, ella sabía que tenía razón, se merecía que le dijeran sus verdades en la cara. Me dirigí a la encimera de la cocina y tomé un analgésico, lo bajé con agua y di zancadas hasta mi habitación. Ya no cenaría, ni ella, ni Laura, tenían el derecho de apagar la emoción y la felicidad que llevaba encima a causa de la universidad.
Cerré la puerta de mi cuarto de un poertazo ( el que compartía con Laura). Me metí bajo el cobertor de mi cama individual y las lágrimas cayeron solas.

No había una noche en esta casa que fuese diferente, no había una noche que no extrañara a mi padre, no había una noche en la que no fuera infeliz, no había una noche en la que no quisiera ser otra persona, me sentía atrapada en la misma noche todos los días.
Lloré mucho, hasta que sentía mis ojos hinchados y caí en brazos del morfeo.

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Nota de la autora:
Holaa, esta es la historia de Paloma, una chica que vive la misma noche todos los días. Este personaje es así cómo un motor [lo que echa a andar al carro], tiene toda esa energía y vibra, me encanta. La categoría de esta novela es el romance y el drama. La vida de nuestra chica es una total locura. Cómo la de una novela😄.
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Paloma Mía {Borrador}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora