Al momento, Chuuya frunció el ceño, y en un impulso de ira, apartó la mano de Dazai. Su voz, cargada de rabia, se alzó como un grito.—¡Aléjate de mí, violador!
Dazai lo miró, un poco sorprendido por la última palabra, como si se hubiera golpeado contra una pared invisible.
—...¿Violador? ¿Desde cuándo dejé de ser Dazai para convertirme en violador?
Chuuya lo fulminó con la mirada, el enojo en sus ojos era palpable, pero algo más estaba allí, algo que Dazai no lograba descifrar.
—¡Desde que te aprovechaste de mí! —Su voz temblaba, como si las palabras lo quemaran por dentro.
Dazai arqueó una ceja, sin comprender completamente lo que Chuuya quería decir. Su voz era calmada, pero con una dosis de incredulidad.
—¿Eh? ¿Cuándo hice eso?
Chuuya lo miró con desprecio, casi sin poder soportar la simple mención de aquello. El rostro de Dazai seguía inmutable, pero la pregunta parecía herirlo de alguna manera.
—¡Eres tan descarado que hasta lo preguntas! —Chuuya intentó desviar la mirada, pero su rostro traicionaba sus emociones. No podía evitar que el dolor asomara, aunque intentaba esconderlo tras una capa de rabia—. C-cuando pasó eso...
Dazai, sin perder su calma, lo miró fijamente.
—¿Qué cosa? Tanto lo detestas que ni lo quieres mencionar.
El silencio llenó el aire, pesado y tenso. Chuuya, incapaz de sostener la mirada, apartó los ojos y miró hacia otro lado, su expresión mezclada de vergüenza y furia.
—Calla… nunca pasó nada, no quiero escuchar otra palabra sobre eso...
Dazai, después de unos segundos, se sentó a su lado, desbordado por un sentimiento extraño que no alcanzaba a comprender. Chuuya, por su parte, se tensó, pero no se alejó. Tomó su comida, masticó lentamente, mientras el silencio los envolvía. Dazai sacó su propia comida de su bolso, la colocó sobre la mesa y ambos continuaron comiendo sin decir una palabra, cada uno en su propio mundo.
Finalmente, Chuuya rompió el silencio.
—Ocupó ir al centro...
Dazai lo miró de reojo, notando la incomodidad de Chuuya, pero tampoco dijo nada.
—¿Aja, cuándo?
Chuuya lo miró furtivamente, como si esperara una reacción diferente, pero no le prestó mucha importancia.
—Hoy, apenas salimos.
Dazai asintió con indiferencia.
—Bueno... ¿Qué ocupas comprar?
—Una nueva camisa del nuevo álbum de Stray Kids, la vi el sábado pasado...
—Okey...
Tras terminar su comida, ambos guardaron todo en un silencio absoluto, sin que ninguno de los dos hiciera un intento de entablar conversación. El resto del día pasó rápido, y cuando las clases terminaron, Chuuya se dirigió hacia la salida, esperando impacientemente. Había algo en su interior que no lo dejaba estar tranquilo, pero no lo sabía explicar. Después de unos minutos de espera, Dazai finalmente apareció.
—¡Ugh, al fin llegas! Juro que casi me derrito en este sol...
Dazai lo miró y, con una ligera sonrisa, respondió.
—Qué bueno, vamos.
Chuuya lo fulminó con la mirada, molesto por la indiferencia de Dazai, y se sentó en la parte trasera de la bicicleta, sin decir una palabra más. Cuando llegaron a su destino, se bajaron rápidamente.
—Voy a comprarla rápido, ya vuelvo —dijo Chuuya, sin ganas de hablar más.
Entró rápidamente en la tienda y, minutos después, salió con una bolsa en la mano. El calor era insoportable, y el sudor recorría su frente.
—Ah... ya... ¿Y si vamos por un helado?
Dazai lo miró con una sonrisa, jugando con la situación.
—¿Un helado? Te voy a cobrar la espera.
—No me jodas —respondió Chuuya, algo molesto pero también algo divertido.
Ambos caminaron hasta un puesto de helados y compraron dos, dirigiéndose luego a una banca para disfrutar del fresco postre. Dazai no podía evitar mirar a Chuuya de reojo mientras este disfrutaba de su helado. Cada lamida parecía ser de alguna forma atractiva, como si fuera parte de un ritual secreto, algo que sólo él podía ver. Chuuya, ajeno a la mirada, disfrutaba de su dulce, pero al notar la intensidad de la observación, volteó hacia Dazai con una ceja levantada.
—¿Qué me ves tan...
Pero fue interrumpido por unas voces que se acercaban. Un grupo de chicos "amigos" de Chuuya apareció, y su tono burlón no pasó desapercibido.
—¡Eh, Chuuya! ¿Qué haces por aquí~?
—Oh, hola chicos. Nada en especial.
Uno de los chicos se acercó con una sonrisa traviesa.
—Oye, vamos al bar mañana por la noche, dijeron que habrá muchas mujeres, y posiblemente también lindas Omegas~
—Eh, claro —respondió Chuuya sin pensarlo demasiado, pero algo en su tono dejó entrever que no era completamente sincero.
Dazai los observaba en silencio, sus ojos oscuros brillando con una furia apenas contenida. La idea de Chuuya, el chico que tanto deseaba, acercándose a otros lo incomodaba, pero no dijo nada. Los amigos de Chuuya se fueron después de un par de bromas, y el silencio volvió a envolver a los dos.
Ambos terminaron su helado en silencio, y el camino de regreso a casa fue aún más callado. Cuando Dazai dejó a Chuuya, ni siquiera se despidieron. El ambiente entre ellos había cambiado, una pesada capa de incomodidad flotaba sobre ellos. El cruel silencio los rodeaba, tan palpable que se sentía como un muro que ambos deseaban derribar, pero ninguno se atrevía a hacerlo.
Continuará...
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Soy un Alfa!
Romance𓂃 ࣪˖ ִֶָ🐇་༘࿐ Chuuya es un joven que asiste en un colegio, siempre estuvo con su amigo Dazai, todo iba bien hasta que llegó el día para saber si era un Alfa, Beta o Omega, para su suerte salió que era Alfa al igual que Dazai pero algo no cuadro cua...