Soy un Alfa!

6~ 𝑬𝒓𝒆𝒔 𝒍𝒊𝒏𝒅𝒐.

Chuuya estaba sonrojado por completo, sentado en la cama de Dazai mientras lo observaba con lujuria y deseo, Dazai comenzo a quitarse la camisa y se acercó a Chuuya así subiéndose encima de él y dándole besos tan ardientes, era muy diferente a aquella vez. Ahora no sólo su interior palpitaba, si no también su corazón.

-Ahora ya no podrás decir que soy un violador, estas conciente no?

Dijo Dazai mientras lo veía fijamente, aunque hace poco Chuuya estaba borrachisimo, por lo menos se le bajo un poco.

-Estaba borracho... Pero cuando te veo así, siento que en vez de alcohol, me metí otra cosa...

- Ja, y? Ahora piensas que sueñas? Mmh? como se siente Chuuya?

En ese momento Chuuya se congeló sin decir ninguna palabra, avergonzado, ya que si era como un sueño, a pesar de alcohol, se sentía más sobrio que nunca

- Solo... Quiero besarte...

-Ja, entonces ya tengo tu permiso, mañana no hagas como si no hubiera pasado nada.

Dijo para después levantar con fuerza la camisa de Chuuya y comenzar a lamer sus pequeños pezones, jugando con ellos y mordiendolos, movió sus manos manoseando el cuerpo de Chuuya por completo, el cual soltaba gemidos pero los intentaba ocultar con sus manos

-Deja salir tus gemidos

-Eh? Q-que te hace pensar que hacer esto me hace gemir?!

Dijo, en ese momento Dazai sonrió leve y juguetón, le quitó el pantalón, levanto sus piernas con sus manos y comenzó a lamer el lindo ajuguero de Chuuya

-Q-que mierda haces?! Deten-

Chuuya no podía parar de gemir, su cuerpo temblaba por completo, sin fuerza en sus piernas

-Eres muy sensible, cualquier parte de tu cuerpo que tocó te hace gemir como loco

-C-Callate...

Dazai bajo el ziper de su pantalón y se lo quito, así sacando su miembro y poniendose un condón para después comenzar a frotarlo en el agujero de Chuuya, poco a poco lo metió y comenzó a penetrarlo con fuerza

-Mierda! M-me vas a romper....

-No lo creo, ya te olvidaste que no es la primera vez que entró aquí?

- ¡Callate!

La habitación se llenó de gemidos y jadeos de los dos, el silencio hacia que el choque de sus cuerpos se escuchará más, las lagrimas salían de los ojos de Chuuya y su culo choreaba, Dazai embistió hasta que estaba a punto de venirse, sus cuerpo no se querían separar, sus respiraciones agitadas combinaban a la perfección.

Al día siguiente.

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Dazai observó cómo Chuuya se retorcía ligeramente en su asiento, claramente incómodo, aunque intentaba disimularlo. Esa actitud de 'no me pasa nada' era algo que Dazai conocía bien, pero no podía evitar sonreír ante el espectáculo. Sabía perfectamente que Chuuya estaba más que agotado, pero también entendía que no lo admitiría, al menos no frente a los demás.

La clase comenzó, pero Dazai no pudo evitar distraerse mirando de reojo a Chuuya, que parecía estar en su propio mundo, completamente ajeno al ruido de la clase. Cada vez que Chuuya se movía, parecía que cada músculo de su cuerpo le recordaba lo que habían hecho la noche anterior. Dazai no podía evitar sentirse un tanto culpable, pero al mismo tiempo, el recuerdo de la pasión de anoche lo hacía sonreír en silencio.

"Seguro que algún día va a matarme", pensó Dazai con una pequeña risa interna. Sabía que Chuuya no era precisamente un fanático de los 'desgastes físicos', pero lo que había ocurrido entre ellos había sido... algo más allá de un simple encuentro físico. Hubo algo que no podían negar, algo que aún estaba flotando en el aire entre ellos, una tensión nueva.

Chuuya, al parecer, sintió la mirada de Dazai en su cuello y alzó la vista, encontrándose con esos ojos que siempre lo observaban con una mezcla de diversión y algo más que no lograba identificar. Por un momento, sus miradas se cruzaron y algo en su pecho dio un pequeño salto. A pesar de su agotamiento, no pudo evitar un suspiro de frustración.

—¿Qué? —preguntó Chuuya en voz baja, como si no quisiera que nadie más lo escuchara, pero Dazai lo oyó perfectamente.

—Nada —respondió Dazai, sonriendo de manera enigmática—. Solo pensaba en lo bien que te ves... cuando no estás intentando matarme.

Chuuya lo fulminó con la mirada, pero no dijo nada. Solo dio media vuelta en su asiento y volvió a dejar caer la cabeza en la mesa, esta vez más como una señal de derrota que de cansancio.

Un compañero de clase, Atsushi se acercó a ellos con una libreta.

- Chicos, como ya sabéis, ya casi es la salida a la playa con el profesor Mori, y el me pidió que les dijera que si podían ayudar con las bebidas, les parece bien?

Hablaba con brillante sonrisa y radicaba ternura, Atsushi siempre fue aplicado en todo, pero sobre todo, era un gran amigo.

Los dos aceptaron sin problema.

Continúara...