Soy un Alfa!

5~ 𝑷𝒐𝒓 𝒎𝒊.

Ya estaba anocheciendo, y Dazai sabía que Chuuya iba a salir de fiesta. Aprietó sus dientes con furia, su mente llena de celos, sabiendo que no podía hacer nada al respecto. Chuuya no le pertenecía, aunque lo deseaba con todas sus fuerzas.

Con Chuuya.

Se colocaba un abrigo frente al espejo, sonriendo de manera coqueta, tal vez sabiendo que hoy sería una noche llena de atención. Después, bajó al primer piso y salió de su casa, sus pasos resonando en la calle vacía. Caminó hasta el bar, donde la música envolvía el ambiente, mezclada con el hedor del alcohol. El sonido de risas y conversaciones llenaba el aire, pero lo que más atraía a Chuuya eran las lindas chicas, bailando sin cesar alrededor de las mesas.

-¡Eh! ¡Ya llegaste! ¡Ven aquí, Chuuya~! -dijo un tipo, acercándose rápidamente a él.

Chuuya sonrió, sintiendo que finalmente la atención era toda para él, y dejó que el hombre lo guiara hasta la mesa donde estaban sus "amigos". Botellas de alcohol se amontonaban en la mesa, y unas cinco chicas estaban sentadas, dejando que sus amigos las acariciaran y tocarlas. Chuuya se sentó en medio, sintiendo la calidez de la bebida y el cosquilleo de la euforia. Al principio, la emoción de la fiesta lo embriagó más que el alcohol, pero a medida que pasaban las horas, la realidad se desvanecía.

Una hora después, Chuuya ya estaba completamente borracho. Los amigos se habían levantado para ir a bailar con las chicas, y Chuuya, solo en la mesa, empezó a beber más de la cuenta. Fue entonces cuando una chica con el cabello negro y un vestido rojo corto se acercó.

-¿Cómo estás, guapo? -preguntó ella, sonriendo coquetamente.

-Eh... Hola, linda -dijo Chuuya, rodeando la cintura de la chica con su brazo y acercándola un poco más, hasta que una voz grave y furiosa interrumpió su momento.

-¡Chuuya!

El grito resonó como un golpe en el aire. Chuuya dejó de besar a la chica y miró hacia adelante, viendo a Dazai parado allí, con los puños apretados y el rostro completamente furioso. Su presencia era casi intimidante.

Con rapidez, Dazai se acercó a él, agarrándolo de la muñeca y jalándolo hacia él, sin importar las miradas curiosas de los demás en el bar.

-¿Qué mierda? ¿Dazai?! -Chuuya se sorprendió al ver al hombre que lo había seguido hasta aquí, pero antes de poder reaccionar, Dazai lo empujó fuera de la mesa.

-¡Suelta! Dazai! -gritaba Chuuya mientras intentaba soltarse, pero Dazai apretaba más fuerte. Los gritos de Chuuya resonaban, pero Dazai no cedió.

Finalmente, al llegar afuera, Chuuya logró zafarse, pero su ira era palpable. Se dio la vuelta y, con la cara roja de frustración, le gritó a Dazai.

-¡¿Qué mierda te pasa?! ¡¿Qué haces aquí?!

Dazai levantó la mirada y su rostro se transformó. De la furia pasó a una expresión triste, pero decidida.

-¿Te gustaba estar con ella? Ahí, con cualquiera... -Dazai hizo una pausa, su voz quebrada por la emoción, pero seguía mirándolo fijamente.

-¿Y eso por qué te-

Antes de que Chuuya pudiera terminar la frase, Dazai lo acorraló, acercándose sin previo aviso. En un rápido movimiento, lo besó, pegándolo contra la pared con fuerza.

Chuuya, sorprendido, no pudo reaccionar de inmediato. Sentía el sabor de la angustia de Dazai en cada contacto de sus labios, pero al mismo tiempo, el deseo era inconfundible.

-¿Qué crees que haces...? -Chuuya tartamudeó, confundido, empujando ligeramente a Dazai, pero sin apartarlo del todo.

-¿Cómo puedes intentar estar con una mujer cuando... por mi, estás así? -La voz de Dazai era baja, casi como un susurro, mientras sus dedos acariciaban la piel de Chuuya, acercándose más y más.

Chuuya, aun tambaleante por el alcohol y la sorpresa, sintió cómo el calor de Dazai lo envolvía por completo. Su cuerpo tembló ligeramente, y por primera vez en mucho tiempo, Chuuya no sabía qué pensar. La atracción y la ira se mezclaban en su pecho.

Dazai, con el rostro marcado por el sufrimiento y la necesidad, no podía apartarse de él.

-¿Por qué... sigues ignorándome? -murmuró Dazai, casi rogando, como si toda su vida dependiera de esta respuesta.

Chuuya, atrapado entre el deseo y la confusión, no podía encontrar las palabras.

Esto no era solo una pelea de celos, pensó para sí mismo. Era algo mucho más profundo. Y aunque no lo admitiera en voz alta, algo dentro de él le decía que esto solo había comenzado.

Los labios de Dazai, era lo que más deseaba esa noche, no una chica.

Continuará...